¿Por qué el Liverpool? Se me ocurren, al menos, tres razones. La primera de ellas, porque cuando dejó River, Javier Mascherano recaló en los 'Reds'; la segunda, porque es la cuna de la mejor banda de la historia (no admito discusiones al respecto, más allá de mi respeto máximo por los Rolling Stones) y, la tercera, porque ese himno que posee el club rojo, ese “You’ll Never Walk Alone” me eriza la piel cada vez que lo escucho. Seguramente, uno de los momentos más increíbles para un futbolero de ley: oír la canción de la hinchada del Liverpool, en vivo y en directo. 

Pero ninguna razón pesa tanto como la cuarta, que en realidad no es un motivo, es un hombre y sus principios. Cuando el mundo del fútbol se dividía entre la dicotomía Guardiola-Mourinho, que no era más que una reedición que la pelea de fondo, Barcelona- Real Madrid, apareció un técnico capaz de arrebatarle dos Bundesliga al Bayern Múnich y de hacerlo transpirar en una final de Champions League. Con anteojos, sonrisa prominente y mandíbula oscilante, Jürgen Klopp coló su nombre, su apellido y su estilo, en medio del combate entre Pep y The Special One. Jugador normalito durante su carrera, pero un DT brillante, con una mente superior y una capacidad de trabajo arrolladora. El “Kloppismo” no conoce de otra cosa que de intentarlo, una y otra vez.

El sello de su DT es lo que identifica a este Liverpool que alinea a Mo Salah, Sadio Mané y la alegría de Luis Díaz como sus principales razones para incomodar al Real Madrid y su historia de 13 Champions Seguidas, sumado al antecedente más reciente: aquella frustración de 2018, con los errores de Loris Karius y la chilena para la historia de Gareth Bale, el día que un tal Cristiano Ronaldo le dijo adiós a la insignia blanca. Un año después, Liverpool volvió a la máxima cita continental y, esta vez, no falló: 2-0 a Tottenham para volver a levantar la Champions en Madrid, la primera después de aquella milagrosa conseguida en Estambul, la sexta para la historia del equipo inglés. 

El Liverpool de Klopp, el quinto Beatle

Mucho antes de llegar a ganar la Champions League, Klopp mostró sus credenciales al mando del Mainz 05, equipo dónde transcurrió toda su carrera prácticamente. Con ese equipo alemán consiguió un hito: llevarlo por primera vez a la Bundesliga. De ahí, el interés del Borussia Dortmund fue casi lógico. Dos Bundesligas arrebatadas al Bayern y una final de UCL contra el mismo rival que se escapó por esas cosas del fútbol. Aquel equipo que alineaba a Reus, Götze, al Gündogan que hoy brilla en el Manchester City y a un tal Robert Lewandowski que después de este partido, pasó a Bayern Múnich dónde siguió haciendo su brillante carrera durante una década, hasta este 2022.

Ese equipo -bah, equipazo- cayó 2-1 ante un equipo que tenía a Ribery, Mandzukic, Thomas Müller, Robben y Schweinsteiger. 

Klopp y el Liverpool volverían a una final de Champions en 2018, ante Real Madrid, en Kiev. Un año después, repetirían ante los Spurs en Madrid y, en este 2022, un nuevo cruce ante el elenco blanco, en la glamorosa París. Los números cierran, claro: tres finales de UCL en 4 años. Además, en la 2019/20, Liverpool consiguió su primer título de liga después de 30 años de sequía y en esta temporada, el equipo ya ganó la Carabao Cup y la FA Cup y la Premier se le escapó por un punto, a manos Del City de Pep Guardiola. 

Un dato: el Liverpool de Klopp jugó esta temporada todo los partidos que podía jugar completando un calendario ideal. Llegó a la final de todos los torneos que jugó. ¿El denominador común? Jürgen. Hace poco, Klopp anunció que continuará en el club inglés hasta 2026 con un detalle que lo define: aumentó 2 millones de libras su salario, pero para su equipo técnico, no para él. Sí, además de una mente brillante, Klopp es un tipazo. Imposible no encariñarse con él, el alemán tiene con qué, dentro y fuera de la cancha.