El anuncio en simultáneo de los 12 clubes más poderosos de Europa de la creación de la Superliga generó un cisma en todo el continente. Además del rechazo mayoritarío en redes sociales, la escisión de la UEFA de esta pequeña isla de clubes poderosos generó el repudio prácticamente unánime de todo el arco político del Viejo continente, dentro y fuera de la Unión Europea.

El Comisario Europeo de Modo de Vida, Margaritis Schinas, remarcó que "no hay espacio" para reservar el modelo de deportes "a los pocos clubes ricos que quieren cortar los vínculos con todo aquello que la asociaciones defienden".

"Debemos defender un modelo de deportes basado en valores", agregó y marcó que "Universalidad, inclusión y diversidad son elementos centrales del deporte europeo y el modo de vida de los europeos".

Tweet de Boris Johnson

Por su parte, Boris Johnson, Primer Ministro británico fue un poco más duro: "Vamos a mirar todo lo que podemos hacer con las autoridades del fútbol para asegurarnos de que esto (la Superliga) no sale adelante como está planeado".

El anunció de los clubes, de los cuales el 50% son ingleses "no es una buena noticia para los aficionados y tampoco para el fútbol en este país", continuó Boris. "No me gusta el aspecto de esa propuesta".

Johnson remarcó que los equipos son "algo más que marcas globales" y consideró que se deberían hacer los máximos esfuerzos para que los clubes "mantengan un vínculo con los aficionados" en los territorios donde se han originado históricamente.

Las reacciones en el Reino Unido contra la iniciativa se multiplican en las últimas horas, procedentes desde la política, los medios de comunicación e incluso desde las hinchadas de los seis equipos ingleses implicados en el proyecto: Manchester United, Chelsea, Arsenal, Tottenham, Manchester City y Liverpool.

Por su parte, el presidente de Francia, Emanuel Macron también se pronunció sobre la Superliga y saludó la decisión de los equipos galos de no formar parte: "El presidente de la República saluda la postura de los clubes franceses que han rechazado participar en un proyecto que amenaza el principio de solidaridad y méritos deportivos".

En España, también pusieron el grito en el cielo por la Superliga Europea. El gobierno anunció que "no apoya" la iniciativa por entender que "ha sido pensada y propuesta sin contar" con las organizaciones representativas a nivel nacional e internacional.

El ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, agregó que antes de expresar una opinión absoluta sobre la Superliga quiere reunirse con las partes implicadas y escucharlas. Por último, abogó por "un acuerdo", ya que "los planteamientos que suponen un choque de trenes no son buenos", en declaraciones a los medios en un acto del fin del Centenario de la Federación Española de Natación.

También alzaron la voz en Italia. Mario Draghi, presidente del Consejo de Ministros, señaló a través de un breve comunicado que "sigue con atención el debate en torno al proyecto de la Superliga y apoya con determinación las posturas de las autoridades italianas y europeas del fútbol para preservar los campeonatos nacionales, los valores de meritocracia y la función social del deporte".

Por último, la portavoz adjunta del Gobierno alemán, Ulrike Demmer, también fue consultada por la Superliga Europea. En diálogo con los medios, evitó expresar la posición concreta de la canciller Angela Merkel, al ser interrogada al respecto.