Según parece, cada descanso o día libre que le dan a los jugadores de la Selección chilena, es una puerta que se abre para el exceso y un comportamiento alejado de lo que significa ser un deportista profesional.
Tal como pasara en 2015, en plena Copa América, cuando Arturo Vidal condujo su auto en estado de ebriedad, este domingo el defensor Eugenio Mena aprovechó el día libre que el argentino Antonio Pizzi había dado en la concentración chilena para ir hasta Valparaíso, su ciudad de origen a visitar familiares.
Por estar jugando en el Sport Recife de Brasil, se ve que Mena y familia tenían muchas ganas de verse. Y entre saludo va, brindis viene, el futbolista se pasó de copas, llegando a 1,16 gramos de alcohol en sangre al momento en que fue detenido por un control policía. Según indicaron fuentes carabineras, el jugador conducía a 166 kilómetros por hora.
Antes de viajar a Rusia para participar de la Copa de las Confederaciones con su selección, el futbolista tuvo que pasar por la fiscalía a declarar. Le dieron el visto bueno para su viaje a Moscú, pero deberá seguir el proceso al regreso de la excusión deportiva.