El Barcelona hizo lo que pudo. Se sabía que no tenía muchas chances y que sólo dependóa deun triunfo suyo ante el Eibar y una derrota sorpresiva del Real Madrid con el Málaga. Y no pudo ser. El Barca cumplió con su parte, aunque le costó más de lo pensado, pero el triunfo del Real destrizó cualquier ilusión catalana.

Se le hizo cuesta arriba al azulgrana. Iba perdiendo 2 a 0 a los 60 minutos del segundo tiempo y la gente empezaba a retirarse desilusionada. Pero alcanzó con que Messi se pusiera las pilas y se acabó el comjunto visitante. Y eso que el argentino malogró un penal, también un par de chances que eran más difíciles meterlas que desperdiciarlas, pero convirtió dos tantos (se vengó con la revancha del penal), el segundo de los mejores de su carrera y con el sello de su habilidad: arrancando desde el medio de la cancha y limpiando rivales para definir al borde del área grande y de derecha. Por si esto fuera poco, una definición de taco por entre las piernas del arquero fue anulada por claro off side del rosarino. Pero el recurso fue formidable.