(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) "Depende, de según cómo se mire, todo depende", cantan los españoles de "Jarabe de Palo" y el caso aplica a Antonio Caselli y su experiencia en el Burgos CF. ¿Por qué? Porque el principal referente de la oposición en River y socio mayoritario del club español, sufre en carne propia los ecos del Coronavirus en el club de la Segunda B de España. Tal es así que, el Burgos suspendió temporalmente a sus empleados y pidió ayuda al Estado, a través de la figura del ERTE.

El ERTE, recurso al que han apelado cuantiosos clubes españoles, desde el Barcelona y el Atlético de Madrid a clubes del ascenso, es una suspensión temporal del contrato mediante la cual el trabajador pasa a cobrar el seguro de desempleo, pero no tiene derecho a una indemnización porque, en los papeles, su vínculo laboral aún sigue vigente y se normalizará cuando lo que sea que haya llevado a su empleador a acogerse al ERTE, pase. En este caso, la pandemia.

El problema no es, sin embargo, que Caselli haya recurrido a un ERTE en España. Lo han hecho muchas instituciones, con muchos más recursos, masa societaria y poder económico que el modesto Burgos CF. El tema es lo que mientras tanto impulsa acá en Buenos Aires.

Caselli es el principal opositor a Rodolfo D'onofrio en River. Y, desde ese lugar, está impulsando proyectos de corte populista, apuntados a ganarse el beneplácito de los socios de River, a un año y medio de las próximas elecciones. ¿De qué se trata? Caselli intenta que River congele y ni cobre las cuotas sociales a sus socios durante el tiempo que se extienda el parate por el covid-19. 

La medida, de aplicarse, generaría una daño inmenso en el corazón de River y de cualquier asociación civil y llevaría a que se desfinancie el club. Lo que no se entiende, entonces, es porqué Caselli, en España, pide ayuda al estado y, en Argentina, le pide un esfuerzo mayúsculo al club que anhela presidir, en una clara muestra de oportunismo político.