(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Nunca más cierta aquella frase de "El Show Debe Continuar". El encono que se venían manifestando a lo largo de todo el día en las calles de Bruselas los Hooligans de Liverpool y los Tifosi de la Juventus, estalló 90' antes que de inicio la final de la Champions League entre ambos equipos en Heysel.

Los Hooligans ingleses comenzaron a tirar botellas y piedras y derribaron la endeble valla que los separaba de los hinchas de la Juventus, haciendo que estos retrocedieran e intentarán defenderse del ataque. Del otro lado había una valla fija, delimitiadora de la tribuna. Allí, en ese lugar, 39 personas perdieron la vida asfixiadas por los deseos de los otros de salvarse de la agresión de los hinchas "reds".

A pocos minutos del inicio del partido, en Heysel había una tragedia que contaba 39 muertos, 32 de ellos hinchas de la Juve de Platini y 600 heridos. Sin embargo, UEFA, en una insólita decisión, marcó que el partido se juegue igual, por temor a una escalada de violencia aún mayor si el partido se suspendía. Ganó la Juve, 1-0 con gol del astro francés, de penal. Eso sí, no hubo festejo y el trofeo se entregó en el vestuario. Papelón.

¿Por qué pasó lo que pasó? Porque en el estadio de Heysel, la separación entre hinchas de ambos equipos era una valla muy endeble, que fue fácilmente violentada por los hooligans. La valla real, la de concreto, funcionó como agente mortal, ya que allí se aprisionaron las víctimas.

Después del partido, y con la vergüenza instalada, UEFA y FIFA tomaron cartas en el asunto y se cambió, para siempre, los estandares de seguridad en los estadios: se establecieron medidas para que los hinchas de ambos equipos estuvieran separados por cordones de seguridad, se quitaron las vallas de las canchas, se eliminaron las zonas sin asientos, se implementaron cacheos, se prohibió la venta de bebidas alcohólicas en los estadios y se buscó y capturó a los ultras de ambos equipos. 

Además, los clubes ingleses recibieron una sanción de cinco años para participar en torneos europeos y el Liverpool en particular fue penalizado con seis años. Catorce hooligans del equipo de Anfield fueron inculpados y recibieron tres años de prisión. 

Además, el estadio cambio su nombre. Pasó de llamarse "Heysel" a "Rey Balduino". Hoy, en una de sus puertas de ingreso, luce una placa conmemorando a las 39 víctimas fatales de aquel desgraciado suceso en el que, una vez más, el show debió continuar. Con los cadáveres atrás de un arco y la Juventus celebrando su primer título de Europa casi a escondidas en un vestuario que buscaba maquillar lo que ya era una vergüenza mundial y eterna.