Valentina Parola tiene 20 años, es de Rosario, y fue la única chica que se anotó en el regional “Centro” de los Juegos Universitarios Argentinos. Acostumbrada desde muy pequeña a jugar contra varones, se dio el lujo de derrotarlos a todos en la mesa del torneo más federal del deporte universitario.

Este es un ejemplo más de la importancia que tiene la competencia federal e inclusiva con paridad de género con una organización a cargo del Ministerio de Educación de la Nación, que encabeza Jaime Perczyk, a través de la Subsecretaría de Fortalecimiento de Trayectorias Estudiantiles de la Secretaría de Políticas Universitarias en conjunto con la Federación del Deporte Universitario Argentino (FeDUA).

Su pasión por esta disciplina comenzó a los once años y surgió producto de querer estar a la altura de sus compañeros que siempre le ganaban. Desde aquel entonces ella sabía que era igual a los hombres, que sólo tenía que practicar más para vencerlos.

“Le dije a mi mamá, por favor llevame a algún lugar para entrenar que quiero ganarles”, explicó. Esa revalorización del género femenino que sentía en su interior fue la piedra angular sobre la que se construyó una destreza particular en el tenis de mesa.

A partir de allí, empezó a recorrer el camino: “mi papá al principio me llevaba a jugar a un bar, porque no sabía dónde se entrenaba, justo ese día había un torneo y salí campeona, ahí fue cuando el organizador me dijo que vaya a practicar a la asociación japonesa”.

Valentina Parola: Bendita tú eres en el Tenis de Mesa

A partir de ese momento no paró de sortear desafíos deportivos, a los dos meses de haber comenzado los entrenamientos la convocaron para participar de un torneo nacional:  “terminé tercera, pero me parece un poco loco porque era quemar la etapa del deportista que se está formando”.

Sin embargo, no hay mal que por bien no venga, porque gracias a eso la empezaron a convocar todos los años y cuando cumplió trece jugó otro torneo nacional que, gracias a su buena performance en el mismo, le valió la llamada a la selección argentina.

Valentina hace memoria de aquellos años: “cuando empecé a jugar de manera internacional, clasifiqué como paleta dos”, para los que no saben de este deporte, este es un logro muy importante porque la modalidad de convocatoria a la selección se realiza mediante un torneo que disputan las diez mejores jugadoras según el ranking nacional y tan sólo cuatro logran representar al país y ella se consagró segunda.

“No es fácil desarrollarse en Argentina cada vez es más difícil viajar a los torneos y el tenis de mesa no está muy difundido, cuando clasificás a un sudamericano lo más probable es que te pasen por arriba por la falta de roce internacional”, reflexiona mientras se le infla el pecho de orgullo por tener que hacer todo a pulmón.

Ella también nos cuenta que no considera que haya sido ningún logro haber vencido a los hombres porque está acostumbrada “este deporte es muy inclusivo, yo entiendo que pueda parecer raro que una chica le gane a todos los chicos, pero estamos acostumbrados a enfrentarnos”.

Lo cierto es que Valentina logró clasificarse a la instancia nacional de los JUAR y se puede apreciar todo su potencial para convertirse en una estrella del tenis de mesa a nivel mundial.

Una vez más el deporte funciona como herramienta de formación e inclusión social, la capacidad de las distintas disciplinas para amalgamar los lazos interpersonales desde pequeños, sienta las bases para una sociedad más justa y menos hostil para con las minorías.