(De la redacción de DOBLE AMARILLA) Los clubes de barrio fueron los grandes perjudicados con los drásticos aumentos de los servicios en este último tiempo. Varias instituciones llegaron a pagar más de $120.000 pesos de gas, mientras que otros como Sportivo Devoto casi van a remate por una deuda millonaria con AySA.

Con la llegada del nuevo gobierno, muchos clubes particulares buscan que las soluciones lleguen a buen puerto. 'Doble Amarilla' dialogó con Martín Sabio, presidente de la Unión de Clubes de Lanús. Habló de la visita de Alberto Fernández al distrito, de la Ley 27098 y lo que se espera de aquí en adelante.

- Doble Amarilla: ¿Cómo fueron los cuatro años de gestión de Mauricio Macri para los clubes?

- Martín Sabio: La realidad es que nosotros no nos apartamos de lo que le tocó a cada club, tanto en Ciudad como en Provincia de Buenos Aires. La suba de tarifas y la desprotección estatal fue una moneda corriente en los clubes de barrio. Quedamos muy al margen de cualquier beneficio o beneficio. A su vez, la no reglamentación de la Ley 27098 acomplejó la situación.

Martín Sabio, presidente de la Unión de Clubes de Lanús: "Alberto Fernández nos prometió la Ley 27098"

- DA: ¿Qué establece la Ley 27098?

- MS: Fue una ley que se votó a finales del 2014 con la aprobación de ambas cámaras por unanimidad. Nació de la Unión Nacional de los Clubes de Barrio, y se adapta a las necesidades de los clubes humildes y representativos. Como primera medida era la aplicación de la tarifa social, la inembargabilidad de los bienes en toda situación legal y la presencia de un presupuesto participativo, entre otras cosas. 

- DA: ¿Qué significó para los clubes que esta ley no haya sido reglamentada?

-MS: Es una ley muy inclusiva y participativa de todos los clubes. De haberse reglamentado, no estaríamos en esta situación. Sin embargo, los clubes de barrio tienen una filosofía y es empujar y darle para adelante, siempre. Alberto Fernández estuvo hace poco en Lanús y nos aseguró que esta ley iba a tomar curso para ayudar a la realidad de muchas instituciones que están complicadas.

- DA: ¿Tuvieron clubes cerca de la quiebra?

- MS: Nosotros realizamos seis recursos de amparo con clubes de la zona. Olimpo de Lanús llegó a tener una deuda de luz de $150.000 y Estrella Juniors se encuentra en una situación de embargo por AySA por $1.500.000 por el uso de seis canillas. El club Portela tuvo tarifas de gas por casi $100.000. Estas situaciones replicaron en muchos clubes, una situación completamente inviable.

- DA: ¿Hubo respuesta de parte de la burocracia estatal o de las propias empresas de servicio?

- MS: La única empresa que utiliza y ahbuilita la tarifa social es AySA, con tramites personales para que den una tarifa significativa. El trámite es particular y no de una iniciativa del gobierno. No existió una reglamentación, sino que era un trámite voluntario y presencial. En cuanto al gobierno, no hubo políticas de estado, se intentó emparchar con asistencias y pequeños subsidios, como un aporte de $5.000 para cubrir una factura de luz de $40.000. Fue totalmente insuficiente, sumado a que no se reglamentó la ley. 

- DA: ¿Imagina una visión distinta del gobierno que acaba de asumir?

- MS: Nosotros entendemos que hay muchas prioridades por delante pero confiamos en que el nuevo gobierno nos tendrá más en cuenta. Matías Lammens hace poco expresó que su prioridad iban a ser los clubes de barrio. Tuvimos la posibilidad de recibir a Alberto Fernández en campaña y realizamos una reunión con casi 200 clubes de barrio. Nos aseguró que la Ley 27098 iba a salir. 

Martín Sabio, presidente de la Unión de Clubes de Lanús: "Alberto Fernández nos prometió la Ley 27098"

- DA: ¿Qué representa un club de barrio para un distrito?

- MS: El club de barrio se transformó en uno de los eslabones más importantes de la cadena educativa. Hoy viene la familia, la escuela y luego los clubes. Los chicos encuentran en el club sus amigos y el deporte que le gusta. Además, en este último tiempo ha sido un merendero para que los chicos reciban su comida. Somos un amparo ante familias que perdieron el trabajo y no encuentran una contención. En algunos casos los propios padres nos hicieron changas o vendieron cosas para poder ayudarlos económicamente.