(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Jorman Campuzano, el nuevo refuerzo de Boca tiene una historia de vida impactante. El colombiano nació en Tamalameque, un municipio de poco más de 10 mil habitantes. Las balaceras de las fuerzas paramilitares lo hicieron buscar refugio en algún lugar de la casa. 

Su padre, profesor de química, confesó ante los medios que ya a los 5 años le veía el ADN de futbolista, según publica Infobae. En 2012 y luego de la muerte de su abuelo, se fue a probar suerte en el deporte en Bogotá. 

Su primer acercamiento con el mundo del fútbol fue en una cancha sintética, allí le compraron sus botines y le dieron dinero para sumarlo al equipo amateur. Luego de esto, se anotó en la escuela de fútbol Churta Millos, donde consiguió una chance de jugar en La Equidad, que finalmente quedó trunca porque su padre priorizaba los estudios.

Pese a todo, siguió intentando, ingresó a otro equipo; hasta viajó a Argentina a probarse a Banfield, que no prosperó porque el dinero se perdió en el camino. No todo quedó ahí: una chance más aparecía en el horizonte, cuando vio en Facebook que el Deportivo Pereira realizaba pruebas.

A pesar de que era delantero, vio que había superpoblación en el equipo, por lo que decidió convertirse en mediocampista central, y mal no le fue: quedó seleccionado entre los once mejores sobre 400 inscriptos.

En 2015 debutó como profesional para Deportivo Pereira, donde se convirtió en figura, lo que hizo que Atlético Nacional posara sus ojos en él y también fue pilar importante en el equipo. Ahora, volverá a Argentina para tomarse revancha.