Julián es jugador de la sexta división de Barracas Central y era el que manejaba la Volkswagen Surán que fue interceptada por la Policía de la Ciudad que fusiló a Lucas González en apenas segundos. Sin embargo, ahí no terminó la pesadilla.

Los dichos de Julián coinciden con los de Niven, otro de los pibes que salía de entrenar: "No me acuerdo la cantidad de disparos. Me nublé, me desesperé y salí buscando ayuda. Me crucé con un patrullero, le toqué bocina para que nos ayude y no hizo nada".

Y siguió: "Mi amigo cayó sobre mi rodilla y me acariciaba, yo lo único que quería era salvarlo, no lo iba a dejar sólo".

El joven continuó con su relato y afirmó: "Nunca se identificaron, se bajaron y, cuando arranqué, empezaron a los tiros. Ni una sirena, aparte en un auto que ni te imaginas que eran policías". Y añadió: "Yo lo único que quería era que asistan a mi amigo".

Julian continuó: "Cuando nos bajaron del auto, nos pedían que les mostremos el arma y que le digamos dónde estaba la falopa. Las únicas pertenencias que teníamos nosotros eran el mate, los botines y la ropa de entrenamiento".

Por último, el juvenil agregó: "Nos preguntaron a todos de dónde eramos y saltó uno a decirnos 'a estos villeros hay que pegarles un tiro en la cabeza'".