Adorado por sus jugadores, querido por los medios, respetado por todo el ambiente,. Así era Pedro Marchetta, un personaje sin par que ha fallecido en la mañana de este jueves 7 de abril. Nacido en Lomas de Zamora, hincha de Los Andes, empezó su carrera como jugador en Racing. También jugó en el club de Lomas y en Gimnasia La Plata. Luego, como DT, pasó por muchísimos clubes en diversas etapas. Dirigió Los Andes, Racing, Belgrano, Racing de Córdoba y Rosario Central (en todos estos casos, en más de un ciclo, lo que evidencia que había dejado una buena imagen en su primer paso). Además, trabajó en Independiente, Vélez, Talleres, Independiente Rivadavia, Deportivo Quito y Barcelona (estos dos últimos, de Ecuador). 

A lo largo de su historia protagonizó varios episodios coloridos, como cuando con Racing de Córdoba ganaron el PRODE gracias a una boleta jugada por todo el plantel. Obviamente, al tener que repartir el premio entre tantos ganadores, le tocó poco dinero a cada uno. Con todos los partidos jugados y definidos, la Academia cordobesa fue a jugar el último partido de la fecha un día lunes ante Ferro en cancha de Instituto. Tenían que ganar o empatar para hacer los 13 puntos de la boleta. Ganaron 2 a 1 y el desaforado festejo de los jugadores y el DT despertó las sospechas de que habían ganado algo más que un simple partido del campeonato Metropolitano de 1984. Esa situación hizo que desde la AFA prohibieran que en la boleta de los pronósticos deportivos estuviera incluido el partido de los lunes, para evitar especulaciones o situaciones similares, más allá de que la deportividad de los cordobeses no había estado en sospecha: habían apostado que ganaban o empataban, y terminaron ganando. el partido. 

Dejó una huella gigante en Rosario Central, donde fue el DT del ascenso de 1985 y en Platense, donde tuvo equipos que jugaban muy bien y logró salvarlo muchas veces del descenso. Alejado del ambiente, hacía años que no trabajaba y estaba recluido en su seno familiar, siendo acompañado de sus seres más cercanos y de los jugadores que habían gozado de su conducción a base de simpleza, humor y carisma.