La japonesa Momiji Nishiya, de apenas 13 años, se convirtió este lunes en la primera campeona en Juegos Olímpicos de la historia del skateboarding y en la más joven de la historia del olimpismo. La plata fue para la brasileña Rayssa Leal, la "fadinha" (hadita) que también tiene 13 años. El bronce fue para la "adulta" Funa Nakayama, de 16 años. Entre las tres, suman apenas 42 años. 

Momiji Nishiya, una adolescente de trece años ha pasado en unos meses de jugar con sus amigas en los 'skateparks' de Osaka a convertirse en campeona olímpica, en la primera de la historia de esta disciplina y seguro una de las más jóvenes campeonas olímpicas. Está clara la intención del COI de rejuvenecer su oferta con deportes más ligados a las juventudes, como el skate y el surf. 

La adolescente nipona logró una puntuación de 15,26 en el Parque de Deportes Urbanos de Aomi, y exhibió la mayor precisión y fluidez de sus trucos en la pruba celebrada bajo un sol intenso y con temperaturas superiores a los 30 grados, al igual que la final masculina de la víspera.

La brasileña de 13 años dejó por su parte algunos de las maniobras más estéticas la jornada, luciéndose especialmente en sus "grind" de espaldas con suaves aterrizajes, aunque sufrió una caída en su último intento de "backslide" en el pasamanos que podría haberle dado el oro.

La primera competición de "street femenino" entregó un podio muy joven. De todas maneras, el podio no sorprende a los conocedores del deporte: junto con Estados Unidos, son los países en los que este deporte tiene mayor predicamento y cuentan con mejores pistas. 

La historia de la "fadinha" también merece ser contada. Rayssa Leal es la brasileña más joven en subir a un podio, al conquistar la plata en skate street, un deporte que llegó a estar prohibido en ciudades como San Pablo pero que se transformó en una verdadera pasión nacional. El "hada" del skate, como es conocida por sus conquistas en torneos nacionales e internacionales de la modalidad incorporada este año por el Comité Olímpico, ha roto las barreras etarias y de género, ya que, escuchó en la escuela, en la familia y en los medios que era un deporte para varones o que era muy niña para practicarlo.

"Estamos probando que el skate no es apenas para los nenes", dijo a la televisión tras vencer la plata, en un podio que marca un hito etario en la historia olímpica. Leal es oriunda de Imperatriz, Maranhao, la región más pobre de Brasil y su victoria también reivindica la práctica del skate en el país.

Este deporte fue criminalizado en los años ochenta y prohibido en esa época en San Pablo, donde surgió localmente, ya que sus practicantes no terminaban en un podio con medalla, sino tratados como marginales, detenidos en las comisarías.

Leal mantuvo al país en vilo en la madrugada: ella misma, subcampeona mundial en 2019, eliminó a sus ídolas, las brasileñas Leticia Bufoni y Pamela Rosa: "Yo fui la ídola de ella cuando comenzó a andar en skate y ahora ella es mi inspiración", dijo Bufoni.

La carrera de Leal, de 1,45 de altura y 35 kilos, quedó marcada por un video cuando tenía apenas 7 años. Ella estaba disfrazada de hada y andaba en skate por su barrio, saltando obstáculos y cayéndose, acompañada por su mamá, también presente en la capital japonesa. Ese video de la "Fadinha" (hadita) lo vio y lo divulgó en sus redes Tony Hawk, el estadounidense que es la mayor leyenda del skate. Hawk desde entonces se convirtió en un fan de la brasileña, a quien vio en Tokio.