La ley de la vida marca que la muerte forma parte del inevitable desenlace de todas las personas, incluso aquellas que parecen inmortales, dioses o héroes. Dentro de estas tres categorías, sin dudas, se ubica Diego Maradona, del cual continúa siendo muy difícil hablar en pasado. Este sábado 30 de octubre, es la primera Navidad maradoniana (en clave de la Iglesia del 10) en la era DM (Después de Maradona). Una época que ninguno quiso o pretendió ver.

Los giros del destino marcan que la última imagen pública de Diego en una cancha fue justamente hace un año, cuando en una versión muy desmejorada de salud ingresara por última vez al Bosque de La Plata en el día de su cumpleaños 6x10. Una postal sin su gran aliada: la pelota.

La herida al fútbol mundial, y en especial al corazón argentino, que se abrió aquel 25 de noviembre del año pasado (10+10/10+10) y marcó el comienzo de la era DM, puso punto final a la veneración en vida del mito para pasar al recuerdo y la admiración en ausencia, donde cada foto, video o audio de Diego cobró un significado póstumo.

Cada recuerdo de Diego duele -y mucho-. La novela montada con sus últimos días y el proceso judicial buscando culpables de la lenta agonía hasta su muerte. Incluso la otra novela sobre su herencia o la lucha por quedarse con la marca son apenas placebos para una frase que duele hasta lo insoportable: la irremediable necesidad de asumir que Diego ya no está más.

Sin embargo, como el 20 de junio, el 17 de agosto, el 11 de septiembre o el 12 de octubre, Argentina inicia este 2021 su nueva fecha patria: el 30 de octubre, donde todos recordaremos cada cumpleaños a Diego en unas nuevas Pascuas maradonianas que se extenderán hasta el 25 de noviembre, cuando lamentaremos, una y otra vez, su muerte.

Para aquellos que fuimos contemporáneos de su obra: es tarea de todos mantener en la memoria popular la gesta de nuestro más grande Prócer futbolístico: Diego Armando Maradona. Como bien dijo el Potro Rodrigo en su himno: "TE QUIERO DIEGO". Conjugado en presente, pero creando un puente entre el pasado y el futuro inmortal.