El 21 de marzo de 1960 nació, en São Paulo, Ayrton Senna da Silva. El paulista fue considerado unánimemente como uno de los mejores, sino el mejor de todos los tiempos, máxime cuando fue señalado por el mítico Juan Manuel Fangio como su sucesor. 

El idilio entre Ayrton y los autos se remonta a su infancia, cuando su padre le construyó su primer karting a pedales en el taller de su casa. El recorrido de una carrera inolvidable tuvo su génesis en aquellos días en los que los aparentes problemas de motricidad en sus manos comenzó a quedar atrás, fue su primera maniobra de superación. 

A esa edad, el pequeño Aytron corrió una carrera en tierra, y también despuntaba su pasión con los carritos a "rulemanes". A los ocho años se animó a correrle a pilotos de 15 hasta 21 años, y a los 13 debutó oficialmente y ganó el campeonato paulista.

De piloto a leyenda: a tres décadas de la muerte de Ayrton Senna

Motivado por aquel impulso paterno, para el año 1973 ya formaba parte de una competencia válida por el campeonato brasileño de karts, y el joven paulista de casco amarillo no tardó mucho en demostrar sus dotes al volante: el 1° de julio de ese año obtenía su primera victoria, en el circuito de Interlagos. El mismo lugar en que está emplazado el Autódromo donde años más adelante lograría una de sus victorias más recordadas.

En el 77' ganó el campeonato sudamericano de kart en Uruguay y, en 1978 viajó a Europa contratado por la firma DAP, constructora de Kart, y en dos oportunidades consecutivas, fue subcampeón del mundo en la especialidad. A los ingleses se les complicaba llamarlo Da Silva, y por eso el brasileño decidió utilizar el apellido de su madre Neide, y de ahí que a partir de entonces fue Ayrton Senna.

Siendo campeón sudamericano y subcampeón mundial de karts en 1980, Senna dejaba su querido Brasil para pisar suelo europeo, donde las Fórmulas del Viejo Continente le tenían reservado un espacio. 

Gracias al apoyo económico de su padre, siempre presente, el joven Ayrton conseguía una butaca para comandar un Van Diemen de la Ford 1600 Británica (1981), categoría en la que se consagraría campeón el año de su ingreso. Enrique Mansilla, volante argentino que competía con él, lo recuerda: “Comenzamos muy bien el campeonato e inmediatamente se empezó a denotar su calidad conductiva y arrancaron los roces conmigo en particular. Más que nada por las mañas que tenía Senna por lo que traía previamente. Él tenía toda la escuela del karting y yo en 1981 estaba en el segundo año de mi carrera deportiva, por lo cual tenía más experiencia. Ganarle no era imposible, pero si era difícil”. 

La temporada siguiente, la Ford 2000 lo consagró como campeón británico y europeo de la categoría, con una faena que sorprendió a propios y extraños por igual con su simplicidad para acumular victorias, pole positions y vueltas rápidas. El próximo paso fue la siempre difícil Fórmula 3 Británica (1983). A bordo de su Ralt-Toyota se coronaba campeón frente a la oposición de Martin Brundle. Ganador del famoso Gran Premio de Macao en el que se congregaban las figuras de todas las Fórmula 3 a nivel mundial.

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La impresión que causó Senna fue tan grata que no tardó en ser convocado por Frank Williams para probar uno de sus monoplazas de F1. Se subió además a un McLaren y a un Brabham, pero su debut en la máxima categoría (en el año 1984), se produjo con un coche del modesto equipo Toleman. Ayrton llegaba a “la máxima”.

El circuito de Rio Jacarepaguá, en su Brasil natal, fue el escenario de la primera carrera de Senna en la F1. El comienzo no fue el mejor: el paulista largó desde el fondo del pelotón, en competencia tuvo que abandonar por la presión del turbo de su motor Hart. Pero capitalizó ràpidamente aquella primera experiencia. 

Semanas después, en Sudáfrica, tuvo una gran actuación y colocó a su Toleman número 19 en la sexta posición para sumar su primer punto. Pero el gran golpe llegó en lo que años después sería considerado “el patio de su casa”.

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A mediados de la temporada, Senna hizo gala de su clase al llegar en segunda posición tras perseguir incansablemente a Alain Prost (el francés contaba con un auto inmensamente superior) bajo una impiadosa lluvia en Mónaco. Una carrera que con el tiempo sería cuestionada por haber sido finalizada antes de lo previsto por un supuesto lobby del “Profesor”, que en la última vuelta había sido superado por Senna (se contabilizó la vuelta anterior como final y consagró a Prost). Al terminar noveno en el campeonato de pilotos al concluir el certamen, esto significó tamaña carta de presentación para la Escudería Lotus, que lo contrató en 1985 para hacer pareja con el italiano Elio de Angelis.

Ayrton, en su segundo Gran Prix para la escuadra inglesa, obtuvo su primera victoria en la Fórmula 1, en el lluvioso Estoril (Portugal), obtuvo una ventaja de más de un minuto a su escolta Michele Alboreto. Al igual que en Mónaco, Senna mostró su increíble manejo bajo una lluvia torrencial, una habilidad que desarrolló en su època de los go karts. Cuenta la leyenda que el joven brasileño practicaba especialmente bajo la lluvia, porque era una exigencia mayor para su manejo.

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El brasileño volvió a ganar fechas después en Bélgica, y cerró el año con dos triunfos y 7 pole positions. (la especialidad de la casa). Al año siguiente, los entendidos del automovilismo mundial ya lo incluían entre los cuatro mejores pilotos de la época, junto con nombres como Alain Prost, Nelson Piquet y Nigel Mansell. Una electrizante victoria en España frente a la constante presión del inglés Mansell mostró que la inclusión de Senna en la lista de los mejores no era casual. Y aún faltaba lo mejor.

En 1987, Lotus cambió el color negro por amarillo e incorporó motores Honda (en 1985 y 1986 los impulsores corrían por cuenta de Renault) y Ayrton logró la primera de sus 6 conquistas en Montecarlo. A fines del certamen, Ron Dennis comunicaba que Senna había sido adquirido para acompañar a Alain Prost en McLaren desde 1988. 

Durante esa temporada, la combinación McLaren-Honda fue apabullante: 15 triunfos en 16 carreras. Fue el año del primer campeonato para Ayrton, gracias a sus 8 victorias contra las 7 del francés. La temporada no sólo significó el mejor de los años de la escudería inglesa, sino también el comienzo de una de las rivalidades más atractivas y atrapantes de la historia de la F1.

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Prueba de esto fue, en 1989, la violación de un supuesto pacto entre Senna y Prost para no sobrepasarse en el GP de San Marino. Pacto que aparentemente Ayrton no cumplió costándole el enfrentamiento con Alain. En Suzuka la polémica alcanzaría límites insospechados: la competencia en el trazado nipón le estaba favoreciendo al francés quien recibía la presión del brasileño en segunda colocación. A pocos giros del final, Senna intentó superarlo en la chicana previa a la recta principal, pero ambos se tocaron y quedaron fuera de competencia. Pese a que Ayrton salió del inconveniente (gracias a unos auxiliares de pista) y de hecho ganó la carrera, fue descalificado dándole automáticamente el tercer título a Prost. "Fui robado vilmente", bramó el brasileño. Esas declaraciones casi le costaron que le saquen la superlicencia para conducir un F1, impuesta por Jean-Marie Balestre (francés, como Prost), presidente de la FISA.

Luego del pago de una cifra millonaria y las posteriores disculpas públicas, Senna pudo volver a competir y planear su "venganza". En la temporada 1990 Alain Prost emigró a Ferrari, totalmente enemistado con el brasileño. Ese año el campeonato fue vibrante y la definición, en un capricho del destino, dictaminó que la definición otra vez sea en Japón. Senna largaba primero, y Prost segundo. El paulista patinó en la salida, pero emparejó la línea y ambos autos se tocaron en la primera curva. El abandono de los dos contendientes decretó el segundo campeonato mundial para Senna.

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La temporada siguiente fue la que consagró el tricampeonato de Ayrton. Nigel Mansell, de Williams, vió frustrado su intento de obtener el torneo con un Williams que ya asomaba como el gran rival. El brasileño inició el certamen con una seguidilla de victorias en Estados Unidos San Marino y Mónaco. 

Pero ninguna de las victorias de ese año supera lo que Ayrton hizo en Brasil, para (al fin) ganar en rodeo propio. Senna le regaló a la torcida brasileña una victoria en el lluvioso Interlagos, el primer triunfo en su país luego de 7 intentos fallidos. Y lo hizo con la caja trabada en la sexta marcha durante los últimos siete giros. Una victoria festejada hasta las lagrimas por todo Brasil, y que tuvo a un Senna sin chances de poder siquiera mover los brazos luego del tremendo esfuerzo realizado.

El Williams de Mansell evolucionaba a pasos agigantados y el inglés repuntaba hacia mitad del año. Pero un trompo del británico en el GP de Japón definió las cosas en favor del piloto de McLaren. Ayrton desató la locura nipona y pasaba a integrar la gloriosa lista de tricampeones: Brabham, Stewart, Lauda, su compatriota Piquet, el propio Prost.

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En 1992, las cosas fueron diferentes por varios factores. Por un lado, gracias a un formidable trabajo mecánico del team de Frank Williams, y con un Mansell enfocado, que festejó su único título en la categoría, imponiéndose en 9 de las 16 competencias del año. Por el otro, Senna penó con su auto mientras McLaren comenzaba con problemas internos, pero sumó tres merecidas victorias: Mónaco, Hungría e Italia. La primera de ellas en el Principado, cuando no, la logró gracias a un inconveniente en la rueda del auto del británico a menos de 10 vueltas de la bandera a cuadros y que supo capitalizar.

Ya sin poder contar con los poderosos motores Honda, y envuelto en problemas internos que comenzaron el año anterior, McLaren debió apelar a impulsores Ford para 1993. Prost regresaba a la categoría luego de un año sin actividad, de la mano de Williams. El brasileño, en contra de algunos pronósticos, dio batalla al francés, reviviendo el duelo de unas temporadas atrás. 

Pese a esto, el campeonato quedó en poder del “Profesor” en lo que fue la despedida del francés. Senna se impuso en 5 competencias contra 7 triunfos del piloto de Williams. Dos victorias quedaron en la historia de la F1; una de ellas fue en Donington (Fecha llamada Gran Premio de Europa) por la excelencia en el manejo de Ayrton, y su “largada perfecta”. Bajo la lluvia, y tras superar a Michael Schumacher y Karl Wendlinger por afuera, rebasó a los Williams de Damon Hill y Prost con una visibilidad casi nula, y fue su 38 victoria de las 41 que logró en la F1.

La otra gran victoria se dio en Interlagos (Brasil) cuando en el podio Ayrton se abrazó con Juan Manuel Fangio, el argentino quíntuple campeón quien indicó al brasileño como su sucesor. En Adelaida (Australia), Senna finalizó una era y se despidió del mítico McLaren albirrojo con una victoria (la que fue en definitiva la última de su carrera) y con tres títulos bajo el brazo. 

Frank Williams lo contrató en 1994 para conducir uno de sus coches, junto con Damon Hill. Al equipo inglés el nuevo reglamento le sacó las ayudas en la conducción con las que Mansell y Prost habían logrado sus títulos “noventosos”. El año comenzó para Ayrton con dos poles, pero con dos abandonos en Brasil y en el Gran Premio del Pacífico, mientras que su oponente Michael Schumacher con un Benetton se imponía en sendas competencias. El próximo episodio - el final - fue en el trágico Gran Premio de San Marino. 

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Partió desde la pole, y fue en la séptima vuelta cuando en la curva de Tamburello dejó este mundo. Muchas cosas se dijeron desde aquel 1° de mayo. Brasil lloraba a su ídolo. Hasta Alain Prost no ocultó su tristeza. Justo cuando la preocupación de ambos por la seguridad de los pilotos había dinamitado las diferencias entre ambos.

Ayrton Senna pasó a la inmortalidad con 41 victorias, 65 pole positions (récord por años) y 19 vueltas rápidas. El brasileño reunía dentro de la pista un talento sin límites y, por fuera, lo caracterizaba su sensibilidad y su don de gente.

Incluso, una encuesta realizada en Brasil en el 2000 reveló que es considerado el máximo héroe del país. Una prueba más de que Ayrton es todo un héroe moderno