Brasil de 2014 llegó con la frustración del de 2010. El que nos dirigió Diego estuvo lleno de colores, partidos por la mañana, con jóvenes jugadores que ahora son estrellas, y con los más “viejos” que también dejaron su huella. Nuevos procesos en el medio, otras derrotas… Pero uno siempre llega a un Mundial con la ilusión de pelearla, “porque somos Argentina y tenemos al mejor”.

Y no sólo al mejor adentro de la cancha. Había un grupo, ideado, planificado y gestado por la cabeza, el DT: Alejandro Sabella. Y sí, no estuvo exento de críticas: que, si era defensivo con la línea de cinco, la dupla central elegida… Mientras, el equipo avanzaba y avanzaba y lograba una solidez que daba justificaciones al sueño de los hinchas, que coparon Brasil y, por momentos, parecía más un estadio de nuestro país.

Pasaron muchas cosas: pasó la fase de grupos, los octavos con ese agónico gol de Ángel Di María, que también ostentaba un gran momento en la Selección; después Bélgica, el gol de Higuaín al inicio, lesión de ‘DiMa’ y pasaje a semifinales. Aquellas semifinales que quedaron marcadas con Mascherano, que se plantó como nadie en el campo y después inmortalizó esa frase que ni hace falta escribir, antes de los penales a Sergio Romero. Y en este proceso estuvieron ahí los nervios de Sabella que lo convirtieron en ‘meme’, cuando se dejó ir para atrás contra Bélgica … Cuando le hablaba a Lavezzi y éste, fiel a su personaje, le tiró agua de su botella (contra Nigeria)…

Y siempre en todos los esquemas estaba él: una serie de penales recordada que nos dio felicidad, en donde seguro todos lloramos porque nos daba esperanza: la suerte estaba acompañando, el equipo era duro y nos daba confianza. ¿Cuántas veces pasa que un técnico logre darte confianza con tu Selección?

Quedamos ahí, en la puerta: en los goles que no fueron, en la ‘suerte’ que ese día no apareció, en esa jornada que nos queda grabada con la tristeza de no haber podido llegar a tener la tercera Copa del Mundo, pero a la vez, hace seis años éramos felices y ese equipo, comandado por Alejandro Sabella nos daba ilusión, esa ilusión que los Sub 30 conocieron durante ese Mundial. Si bien no se logró el título, pudimos entender lo que era para los que nos la contaban la ilusión que les generaba la Albiceleste, la mística, que supo recuperar, y que ahora la vamos a recordar con más amor, gracias a ‘Pachorra’.