Luis Belli es quién encabeza el espacio “Creemos River”. En diálogo con Doble Amarilla, tomando como base el verbo que eligió Marcelo Gallardo en un momento clave de su ciclo, afirma que su primera medida sería retener al DT.

Por otra parte, toma distancia de Antonio Caselli, de quien fuera candidato a vicepresidente en 2017 y director deportivo en Burgos de España: “Le advertí a Antonio que las cosas podían terminar mal, pero no me escuchó. Entendí que continuar, en esas condiciones, era un riesgo profesional para mí”, indicó sobre su distanciamiento.

- DOBLE AMARILLA: ¿Qué tiene usted para ofrecerle al socio de River?
- LUIS BELLI: Tenemos para ofrecerle algo que hace mucho tiempo no se le ofrece: una lista integrada completamente por socios y socias del club. Somos la mejor alternativa que tienen los socios para ser defendidos y respetados como corresponde.

- DA: ¿Qué cambiaría usted en caso de ser electo presidente de River?


- LB: River requiere una transformación estructural profunda y organizacional. Ser un club más moderno, más ágil, más eficiente. Más allá de la tranquilidad futbolística de estos 8 años, en estos ítems la actual conducción no avanzó nada. Buscamos un club sustentable a futuro y que no se tenga que sostener emitiendo deuda. En estos 8 años, el pasivo en dólares se duplicó y no hubo una adecuada explotación de la marca. Los ingresos y el perfil de esos ingresos siguen siendo los mismos que hace 30 años. Un club financiado por nosotros, los socios.

- DA: Si fuera electo, ¿cuáles son las primeras tres medidas que tomaría?

- 
LB: La primera, retener a Gallardo. La segunda, revisar minuciosamente el listado de “costos y gastos” del club para eliminar ineficiencias. Y la tercera, empezar a, paulatinamente y en etapas, devolver a los socios los lugares que le quitó el Tu Lugar en el Monumental (TLM). Lo sacaría de manera gradual, porque si lo hiciera de un día para otro desfinanciaría el club.

- DA: Marcelo Gallardo aún no tomó una decisión sobre su futuro. ¿Si fuera electo presidente, qué le diría para convencerlo?

- LB: Le mostraría nuestro proyecto. Le diría la importancia que tiene para que ese proyecto sea exitoso. Vamos a tener que dedicarnos día y noche a una transformación profunda del club y, para poder hacer eso, necesitamos tener cubierto lo futbolístico. Él es pieza fundamental en la construcción del River de las próximas décadas. Además, le diría que lo vamos a acompañar y no lo vamos a dejar solo como le pasó ahora.

- DA: 

Ud. viene del casellismo y tuvo un paso por el Burgos, que terminó demasiado abrupto, ¿Qué sucedió?


- LB: Mis comienzos son muy anteriores a que Antonio siquiera fuera parte de la política del club. Soy parte de la política desde muy muy chico. Con Antonio fue la primera vez que pude ocupar un lugar en una lista. Me volví antes de los tres meses de España, porque veía cosas en su manera de gestionar, de entender el negocio, de entender la industria y la gestión deportiva que no compartía en lo más mínimo. Y avizoraba que las cosas podían llegar a terminar mal. Yo se lo planteé a él, pero él siguió firme en su postura y yo entendí que era un riesgo profesional para mí continuar ahí.

- DA: ¿Considera que hubo mala praxis de Caselli o qué fue lo que pasó?

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LB: Yo estaba convencido de que gestionar un club de fútbol, en un país que desconocemos, es complejo. Es gestión de pasión y hay que ser muy cuidadosos. Yo hice el plan de negocios, financiero y presupuesto del Burgos. Contemplaba esta situación, una “curva de aprendizaje”. Él lo había aprobado, pero en el día a día se conducía de manera opuesta a lo que habíamos planteado. Hay mucho de mala praxis, hay mucho de haber subestimado, de haber entrado con arrogancia. No escuchó a mucha gente valiosa que tenía mucho para aportar. Esos que hoy son los que están tratando de componer la situación en la que Antonio dejó el club. Ellos saben separar mi gestión y mis intenciones respecto de las de él. En ese contexto, mi separación política de Antonio era coherente. Cuando decidí irme del Burgos, pensé que si él conducía un club de fútbol así en España, es muy posible que lo haga de la misma manera en Buenos Aires. Por eso decidí no acompañarlo. Tomé la decisión de dejar el Burgos y de dejar su espacio político en simultáneo. No me extraña que se presente, considerando su personalidad. Creo que en algunos casos puede tener delirios de grandeza que lo hacen ver la realidad de una manera particular. Llamémosle así.

DA: ¿Cómo analiza el balance de River? El oficialismo habla de un problema “financiero” no económico y adjudica todo a la coyuntura del país. ¿Cómo se mejora el pasivo de River? ¿Qué haría usted?


LB: Esta gestión tomó la decisión de sobreapalancarse para asegurar los resultados futbolísticos, lo que fue un gravísimo error. Porque si hay algo que no es seguro en el fútbol son los resultados. El deterioro en los indicadores financieros del club fue sostenido, independientemente de la situación país, la suba del dólar o la pandemia. Hay cosas sistémicas de la coyuntura, pero también está el modo de gestionar las finanzas que eligió el club y que se acentuó en esta segunda etapa. Nuestra postura es la de financiar una Asociación Civil, que se puede financiar con resultados o con deuda. Creemos que River tiene un potencial enorme para generar ingresos, lo que nos dará mejores resultados para financiar lo deportivo y volver a poner en valor el River social que esta gestión descuidó.

- DA: ¿Hubo alguna chance de hacer alguna alianza opositora en estas semanas? ¿Habló con alguien?


LB: Hubo charlas. Propuse en julio que tres espacios nos sentáramos en la misma mesa y construir una unión virtuosa. Ante la negativa de uno de los espacios, por especulaciones políticas, quería ver si a él le hacía falta o no unirse. A él no lo movilizaba generar una alternativa superada. Este espacio no lo hicimos pensando en los votos, sino en generar un equipo capaz de gestionar River.

- DA: ¿Qué opina del proyecto de reforma del estadio anunciado por el oficialismo semanas atrás? ¿Lo ve viable?

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LB: En este contexto, no sólo que no es viable, sino que es imposible. A tal punto lo es, que no está ni siquiera presupuestado. Ni el oficialismo piensa en hacer esa reforma. Nosotros nos planteamos reformas de esa magnitud recién en el tercer año y eso si mejoramos el club económicamente y con los naming rights vendidos. Nosotros seríamos más realistas con el aspecto económico del club.

- DA: ¿Estás de acuerdo con cuestiones como el “naming del estadio” como una forma de financiar la remodelación?


- LB: Sí, debería tener lugar. Tanto eso como muchas otras cosas que hoy son tendencia y de las que River está muy lejos. Generar más fan engagement a través de la tecnología Blockchain, que eso permite monetizar un mercado cautivo que River no está explotando. También conocer mejor la oferta de servicios para nuestros hinchas, ofrecerlo de manera diseccionada, promociones de productos y servicios que permitan aumentar el consumo dentro del club. River, en términos de herramientas de marketing deportivo, no empezó aún. El club apenas dio el primer paso y hay infinitas opciones entre ese primer paso y el potencial de generar ingresos adicionales. Nosotros ya estamos en contacto con empresas que se dedican a esto, desde publicidad diseccionada hasta un manejo óptimo del ticketing.