(Desde la redacción de DOBLE AMARILLA) El partido entre Estudiantes y Boca, por la segunda fecha de la Superliga, se jugó con intensidad y se repartieron patadas de ambos lados. Tendrían que haber expulsado a tres futbolistas, dos del Xeneize y uno del Pincha, pero el árbitro Diego Abal, de mala actuación, solo sacó tarjetas amarillas.

En el primer tiempo, Juan Apaolaza, delantero de Estudiantes, fue uno de los que se benefició con la poca rigurosidad del juez. ¿Qué pasó? Le metió tremendo planchazo a Nández en el borde del área de Boca, lo que generó la bronca por parte de los jugadores Xeneizes. Sólo recibió la tarjeta amarilla.

Minutos más tarde, quién corrió con la misma suerte fue el defensor Paolo Goltz, de Boca. Quién ya tenía tarjeta amarilla y, a los 41 minutos, cometió una falta de ataque de Estudiantes, que correspondía la segunda tarjeta, lo que significa la expulsión. El árbitro cobró la infracción pero no hizo caso a los reclamos de los jugadores locales.

Y por último, ya con el resultado puesto faltando unos minutos para que termine el partido, el otro futbolista de Boca que zafó de la expulsión fue Pablo Pérez, que pegó casi todo el partido. Tenía tarjeta amarilla, y empujó a un rival, de manera grotesca, situación que Diego Abal no vió o no quiso cobrar.

Fue un encuentro de mucha intensidad, con juego brusco y de mucho roce. Aunque ambos equipos merecieron quedarse con uno o dos hombres menos en cancha, el árbitro optó por amonestar y advertir, lo que hizo que tenga una muy mala actuación.