(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) La noche de Racing campeón fue inolvidable para la inmensa mayoría de la gente que reventó el Cilindro de Avellaneda, pero hubo otros que la pasaron mal: primero, en el corazón de la popular, después a la salida. 

Es que detrás de los estribillos de Queen, el show musical, el juego de luces y la Copa al cielo, también hubo algunas máculas a una fiesta muy bien organizada por el club. Primero en el corazón de la popular, cuando la barra brava copó la parada ante el reclamo de hinchas genuinos, que se quejaron porque las banderas les tapaban la visión de la vuelta olímpica. 

A la salida, también hubo lío, porque la policía esperó a los hinchas y se produjeron las cuestiones que parecen estar servidas en el menú del fútbol argentino: corridas, gases y balas de goma. Ni en una noche de puros festejos pudo reinar la paz.