El próximo miércoles, River y Boca volverán a protagonizar un choque de "mata-mata". Ya son varios en los últimos años y este, al menos a priori, parece el más "Light". El choque llega en el principio de la temporada, pero, siempre, los Superclásicos dejan heridos. Eso lo saben en River Camp y en Boca Predio por igual.

River luce mejor parado, aunque podría no tener a su mejor jugador, Matías Suárez, quién se lesionó hace menos de una semana atrás y no parece que llegara al partido con el Xeneize. ¿Por qué luce mejor parado si el último mano a mano entre ambos lo ganó Boca? ¿Por qué no hay una sensación de desquite en el ambiente? Eso se explica porque el último Superclásico tuvo el atenuante que River lo jugó con 15 bajas por covid, y, además, Boca después no terminó conquistando ese título. Eso sumado a que en el ciclo Gallardo el saldo es muy favorable para River.

Para encontrar un antecedente similar al del miércoles, hay que ir hasta marzo de 2018, cuando también a principio de temporada casi, River venció a Boca en la final de la Supercopa Argentina y templó el espíritu para un año que culminó levantando la Copa Libertadores de América, en Madrid, y ante Boca. Esta vez no hay una copa en juego, y no podrá haber otro duelo en la Copa, porque el Xeneize ya fue eliminado, VAR mediante, ante Atlético Mineiro. 

En lo futbolístico, River luce mejor, pero también tiene muchas grietas aún. Tuvo un buen rush de tres partidos con victorias y sin goles en contra, pero ante Huracán volvió a exhibir las mismas dudas que ante Colón en el debut del torneo y ante Argentinos, en el primer duelo de 8vos de final. La mejor noticia para River es que el partido no es en el Monumental, porque como local, el elenco de Gallardo tiene números mucho más flacos que como visitante o en escenarios neutrales. El Millo ganó apenas seis de sus últimos 16 partidos.

El Xeneize ganó sólo 1 de sus últimos 13 encuentros y hace siete que no gana (3-0 ante The Strongest, en la última jornada de grupos de la Copa Libertadores). La buena imagen que dejó ante el Mineiro, dónde fue claramente perjudicado, se evaporó dos semanas después, con los empates ante Banfield y la derrota ante San Lorenzo con los pibes y el hecho que, con titulares, la imagen no fue mucho mejor ante Talleres. Con Advíncula y Juan Ramírez recién sumándose al grupo y reponiéndose a la salida intempestiva de Sebastián Villa, Boca deberá mostrar una cara absolutamente opuesta ante River.

El del miércoles, posiblemente, sea EL partido para Boca, teniendo en cuenta que ya fue eliminado de la Copa Libertadores. Para River será también importante -no por nada jugó un mix ante Huracán- pero los cañones apuntan a la serie contra Atlético Mineiro y, si se llega venciendo a Boca una vez más, mucho mejor.

Para el elenco de Russo puede ser el punto de partida para encarrilar el barco o lo contrario: una derrota no le dejaría mucho más hilo en el carretel a Miguel. En River, una derrota dejará heridos, planteará dudas y dolerá, pero sí el equipo puede rehacerse ante el Mineiro, quedará atrás, como lo que ocurrió en los 4tos de la Copa de la Liga, meses atrás.

Será séptima vez que Gallardo enfrente a Boca en un mano a mano. De las seis anteriores ganó cinco y perdió la última, cuando un River armado a los ponchazos empató en La Bombonera y cayó por penales. Russo, en tanto, lleva dos títulos locales y ganó el único mano a mano ante River, el citado 1-1 que se llevó por la efectividad desde los doce pasos. ¿Cómo seguirá la historia? Al no haber Copa Libertadores para ambos, el del miércoles es el único choque dónde habrá, si o sí, un ganador.