(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) River tenía en sus planes dilatar la salida de Alario, cumplir con los objetivos deportivos del semestre y pagarle a Colón recién el año que viene (tal lo firmado), la suma de dinero correspondiente por el 40% del pase que está en poder del rojinegro. En Santa Fe, con línea directa con el representante del jugador, veían el partido desde otro ángulo. Con la tranquilidad que da tener una perspectiva distinta, pensaron la movida que terminó siendo una jugada magistral de ajedrez para las arcas del complicado club. 

Así, entre los alemanes del Bayer Leverkusen, el agente del jugador (Pedro Aldave) y los santafesinos, habrían armado una ingeniería que cumplió su cometido: sacar al Alario de River y que ganen todas sus partes. En cuanto a términos económicos, River no pierde dinero si la venta se terminaba realizando en caminos “normales” ahora, pero sí gana mucho menos que lo que hubiera ganado si la venta se hacía dentro de 12 meses. La diferencia entre la venta hoy y la venta en 2018 son algo así como € 6 millones. 

Los alemanes depositan todo el dinero de la cláusula de recisión, pero Colón haría una devolución de una parte de la plata que le corresponde por su 40% para que así los alemanes terminen gastando menos billetes. Una movida muy estratégica. 

El gran problema de todo este entuerto es ese 40% de los derechos económicos que está en manos de Colón. Según pudo saber Doble Amarilla, hace un par de meses, Colón se acercó a River con una propuesta: concretar la venta del 40% del pase, algo que iba a darse recién a mediados de 2018, pero “que en Colón querían adelantar”

En primera instancia, Colón buscaba que River le pague más de lo pactado (u$s 1,6 millones), pero luego los santafesinos se bajaron de las pretensiones y aceptaban cobrar en junio de 2017 lo que deberían cobrar en junio de 2018. La condición que ponían los dirigentes colonistas era que River pusiera todo el dinero sobre la mesa, realizara un solo pago y así, concluir la operación. 

En River entendieron que si Colón se acercaba a proponer adelantar la operación 12 meses, quería decir que estaban hábidos de cash (algo que, por otro lado, es real: Colón necesitaba el dinero como agua, por eso movió la pelota y quiso cerrar el tema antes). Teniendo en cuenta la necesidad, en River jugaron al fleje. “De ninguna manera vamos a adelantar la operación en las condiciones que Ustedes quieren”, habría espetado uno de los máximos directovis de River en el cónclave. En dicha reunión, hubo pesos pesados de las dos dirigencias. La oferta de River fue: pagar el u$s 1,6 millones, pero deduciendo los intereses financieros desde ese momento hasta junio del año que viene. En el idioma de la calle: River le iba a cobrar a Colón una tasa de interés como si le estuviera prestando dinero.  

Tras el intercambio de posiciones y el diálogo, los dirigentes santafasinos se retiraron bastante ofuscados. Consideraron un destrato la propuesta de River y sintieron que lo que querían hacer en Núñez estaba bien lejos de los términos de solidaridad y caballerosidad de las que hablan los dirigentes millonarios. Masticaron bronca, tragaron saliva y juramentaron que esto no iba a quedar así. 

En Santa Fe afirmaban, con mucha razón (a la luz de los resultados), “que River iba a hacer negocio. Pagándole a Colón el año que viene, o ahora, el negocio para River no se resentía, porque las ofertas ya estaban y todos sabíamos que se venía la venta”, afirmó una fuente consultada. Según pudo saber Doble Amarilla, las ofertas por Alario ya estaban en ese momento. Eran suculentas, importantes, y una de ellas, provenía del fútbol alemán. 

Sabiendo de la existencia de interés Europeo (¿será por la buena relación entre los dirigentes y el representante del jugador?), en Colón fueron a buscar a River para que adelantara el pago, porque “necesitaban el dinero como agua, igual que ahora”, afirman. 

Con un panorama que se vislumbraba negativo para River, las fichas se pusieron sobre la jueza que entiende en el concurso de Colón, la Doctora Ana Rosa Álvarez. En el Monumental, mientras Alario estaba haciéndose la revisación médica apostaban a que la magistrada no diera el visto bueno a la operación. Nada de eso pasó. No sólo que Álvarez no puso palos en la rueda, sino que desde el primer momento en que tomó conocimiento de la situación, dio el OK y estuvo siguiendo paso a paso las reuniones y el avance del pase. 

Sabiendo que el KO maduraba y que solo una mano salvadora podía ponerlo nuevamente en escena en un rol más protagónico y no tan secundario, River se acercó a Colón. Le hizo una oferta de más de u$s 3 millones por el famoso 40% propiedad de los sabaleros, para así, blindarse y conseguir que Alario no se vaya. En Santa Fe, estaban esperando el momento para hacerle el desplante más deseado. La respuesta, con toda lógica, fue negativa. Con una fría respuesta recordaron lo sucedido en junio, graficaron lo que para ellos fue un desplante y una humillación, y dieron a entender que ésta era la sutil venganza. Así, como agua entre los dedos, River perdió a Alario. No pudo hacer nada. O mejor dicho, cuando pudo hacer, no lo hizo. Y cuando se acordó, ya era tarde. Muy tarde.