(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Si bien no hubo graves incidentes como en otros veranos, los operativos de seguridad de los encuentros que se disputaron en Mar del Plata tuvieron un reprobado con barras que se dejaron ver tanto en las playas como en el estadio José María Minella, minando el futuro regreso de los visitantes luego del Mundial de Rusia.

Con la programación de sólo tres encuentros de alto riesgo en La Feliz con los clásicos River-Boca, Racing-Independiente y San Lorenzo-Huracán, el organismo de seguridad de la Provincia de Buenos Aires anunció e hizo marketing con bombo y platillos que estos duelos servirían como ensayo glorioso para el regreso de los visitantes en su formato express de Superliga, tras la cita mundialista.

Pero los banderazos en la playa fueron un riesgo, con un pico el viernes en la previa del Racing-Independiente cuando las dos hinchadas estuvieron a la misma hora sólo divididas por el Torreón del Monje. 

Los propios comerciantes de los negocios vecinos a las principales playas de La Feliz denunciaron que durante los días de partido había robos y hurtos menores y un grado mayor de tensión con barras que desfilaban por la arena con una mayor impunidad que lo hacen en los encuentros oficiales. Incluso en las adyacencias del estadio Minella y dentro de sus instalaciones llegaron los barras –como sucedió con la de Independiente, por ejemplo- sorteando unos controles que fueron distintos a los que se realizan en partidos oficiales por Superliga, Copa Argentina o Libertadores.

En este punto, tal como anticipó DOBLEAMARILLA, Rafael Di Zeo se mostró desafiante en Cariló y amagó con volver en el Superclásico. Horas más tarde se lo pudo ver junto a Mauro Martín a una cuadra del Minella. Hubo corridas y si los barras no ingresaron fue de milagro.

Los controles en el River-Boca fueron más que laxos. Este sitio pudo confirmar que no se pidió DNI para el ingreso como si se hace en los partidos de Superliga vía Tribuna Segura. Solamente se hicieron controles a unos pocos hinchas de Boca con un escaso sistema de huella digital que finalmente fue un colador.  Ademas, los cacheos fueron de una persona cada veinte. Esto permitió que se colara buena parte de las barra y entre ellos decenas de bengalas que luego fueron prendidas durante el partido. Ademas, el ingreso y egreso del estadio, como es habitual en Mar del Plata fue un verdadero caos.

Diferencias en Seguridad

Las diferencias entre el Ministerio de Seguridad de la Nación y la Aprevide de Provincia quedaron en evidencia en este verano donde no hay sintonía fina entre los organismos que lideran Guillermo Madero y Juan Manuel Lugones.

Incluso desde el entorno de la propia gobernadora María Eugenia Vidal pusieron el ojo sobre algunas contrataciones y compras que realizó el ente conducido por Lugones que duplica la labor que realiza su par del gobierno nacional.

Incluso hizo ruido tanto a nivel nacional como provincial las declaraciones del propio Lugones donde avisa que estará en el Mundial de Rusia en el control de los barras, una potestad claramente del ámbito del Ministerio de Seguridad de la Nación.

Todo este contexto desactivó el corolario que tenía pensado Lugones para esta semana que era anunciar el regreso de los visitantes en Provincia para este reinicio de Superliga, una iniciativa que fue frenada a pedido de dos integrantes muy importantes del Gobierno Nacional.