Tigre y Estudiantes de La Plata empataron 0-0 en un aburrido encuentro disputado en Victoria correspondiente a la cuarta fecha del Grupo 2 de la Copa de la Liga Profesional (LPF).

El equipo local ofreció un mejor rendimiento futbolístico, de a ratos, ante un rival al que maniató pero, al que no pudo superar en la red. Lo cierto es que en 90 minutos hubo muy pocas acciones de riesgo.

El nuevo "Matador" de Pusineri DT contempló un armado con cinco volantes, un "doble cinco", carrileros y jugadores con llegada rodeando al faro Badaloni.

Mientras que el esquema diseñado por Eduardo Domínguez dispuso a José Sosa como mediocampista de salida; Santiago Ascacíbar y Gastón Benedetti abriendo surcos a sus costados; Benjamín Rollheiser como media punta y abastecedor del uruguayo Mauro Méndez.

Tigre llegó un par de veces en la primera etapa, pero sin demasiada profundidad. A los dos les faltó claridad en el marco de un partido trabado y luchado en la zona central.

Más de 10 jugadores de ambos equipos se reunían en una pequeña porción del campo de juego, les costaba abrir a los laterales y ver a un compañero en situación propicia. Es que el tránsito lento en pocos metros le dificultaba el paso a la pelota para llegar a las áreas.

Con el paso de los minutos quedó en evidencia que Sosa debía jugar más suelto y con menos responsabilidades defensivas y que Ascacibar debía ocuparse de luchar en la zona central. Pero de fútbol, muy poco.

Por el lado de Tigre, a Jose Paradela y a Aaron Molinas les costaba tomar el control del balón y comenzar a gambetear o a meter un pase en cortada para su único delantero. Mientras que Domínguez padecía el mal de ausencias, por los once lesionados, entre ellos, Guido Carrillo y Mauro Boselli.

En la segunda etapa, el partido siguió igual de enredado, con falta de profundidad y de riesgos, por lo que Domínguez apostó a los jóvenes e irreverentes Axel Atum y el colombiano Alexis Manyoma.

Buscar abrir la cancha no le rindió a Estudiantes, porque el medio seguía poblado por futbolistas locales, que raspaban y pugnaban. Pero no otorgaban claridad en ningún momento.

El guardameta paraguayo de Tigre, Santiago Rojas, se lució un par de veces, mientras que Andújar fue un protagonista de lujo y solamente debió intervenir con su altura en un par de centros. Y así, los protagonistas defraudaron al público local que casi llenó el estadio José Dellagiovanna