(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) 

Tan viejo como el fútbol, en Argentina y en el mundo. Así como en nuestras tierras Boca y River dominan la escena por sobre los demás, en Italia pasa lo mismo con la Juve o los equipos de Milano, o en España con Barcelona y el Madrid. Por eso, cuando un gigante pierde una batalla con un chico, una parte del fútbol (bien o no) festeja. 

River tenía en sus planes dilatar la salida de Alario, cumplir con los objetivos deportivos del semestre y pagarle a Colón recién el año que viene (tal lo firmado), la suma de dinero correspondiente por el 40% del pase que está en poder del rojinegro. En Santa Fe, con línea directa con el representante del jugador, veían el partido desde otro ángulo. Con la tranquilidad que da tener una perspectiva distinta, pensaron la movida que terminó siendo una jugada magistral de ajedrez para las arcas del complicado club. 

En cuanto a términos económicos, River no pierde dinero si la venta se terminaba realizando en caminos “normales” ahora, pero sí gana mucho menos que lo que hubiera ganado si la venta se hacía dentro de 12 meses. La diferencia entre la venta hoy y la venta en 2018 son algo así como € 6 millones. En lo que pierde abiertamente River es en el plano deportivo y de manejo de la situación: 

-    River queda expuesto como un partener en la venta a pesar de contar con el jugador, con la mayoría de los derechos económicos y con los derechos federativos. 

-    El jugador manifestó indirectamente su deseo de marcharse de River, provocando un perjuicio en marketing que por el momento no se valuó, pero que puede significar muchos millones. La imagen como club, se ve perjudicada. 

-    Ya no hay tiempo para incorporar un reemplazo, y River tiene tres competencia en curso, que deberá afrontar sin su hombre franquicia ni sin un relevo de peso. 

-    La agenda riverplatense puede sufrir modificaciones. Esta situación, de hacerle perder el foco a los dirigentes, cuerpo técnico y jugadores, puede derivar en un perjuicio deportivo y económico. River debe dar vuelta la página cuanto antes. 

El silenzio stampa que reina en el Monumental demuestra que la temperatura está muy alta. Expertos en mantener buenas relaciones con casi todos los clubes, con acciones mediáticas incluidas, ¿River romperá relaciones con Colón? Con el único club que River tuvo problemas fue con Rosario Central, entidad desde la cual se regocijan con esta situación. El mismo vicepresidente Ricardo Carloni lamentó irónicamente, “que un club argentino deba pasar por idéntica situación que atravesó Rosario Central en cuanto a las formas... en defensa de su patrimonio”. Cabe recordar que los rosarinos y River tuvieron sendos cruces al momento en que River decidió pagar la cláusula de recisión de Larrondo y de Pinola, significando ambas situaciones la rotura total de relaciones entre ambas cúpulas. 

Pero no sólo dirigentes de clubes medianos y chicos celebraron la jugada de José Vignatti ante D'Onofrio, muchos representantes también lo hicieron. Es que es sabido que no es el presidente más popular justamente entre sus pares ni entre los intermediarios. En River todavía recuerdan el maltrato que recibió el representante de Driussi cuando intentó negociar la salida del jugador. Fue sacado de mala manera de la oficina presidencia, semanas más tarde optaron por activar la cláusula de rescisión como en el caso Alario, aunque con una resistencia menor. 

Con la confirmación, inminente, que Bayer Leverkusen va a girar el monto de la cláusula, River queda obligado a dejar salir al jugador y a repartir el dinero entre impuestos, Colón y su propia tesorería. El presunto acuerdo entre las ciudades de Santa Fe y Leverkusen va por otro carril, ajeno a River, que se quedó mirando desde afuera como “ajenos” decidían el futuro deportivo de su joya. Lo que se dice, una auténtica caída, que por las dimensiones del derrotado, sacude a todo el fútbol argentino.