(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) El joven Daniele De Rossi, el 8 de julio de 1990, quería que ganará Alemania. Era porque Rudi Voeller, el "9" de aquel equipo de Franz Beckenbauer, era jugador de la Roma, club de sus amores. Años después, De Rossi ama a la Argentina y, en algún lugar de su corazón, debe lamentar haber deseado que esta patria pierda aquella final. Después de su pequeño paso por Boca, del que pasaron seis meses, el romano quedó aún más encandilado con el Xeneize, con Buenos Aires y con la Argentina. 

Hoy, siendo ídolo eterno de la Roma y habiendo dejado una huella en la Boca, el Tano rememora como fue aquel paso efímero en lo futbolístico pero muy fuerte en lo sentimental por el club de La Ribera. En declaraciones a "La Nación" dice: "Me despierto en la madrugada y le escribo a Osvaldo 'mándame dos o tres kilos de pastel de papas'. Y esos asados tampoco los comí más...", bromea. Osvaldo es el cocinero de Boca. Todo un símbolo.

"Mirando 'La Casa de Papel' con mi mujer, cuando hablaba el personaje Palermo, en argentino, nos mirábamos y casi arrancábamos a llorar... Yo volvía de los entrenamientos de Boca, y cuando giraba en Figueroa Alcorta sentía que estaba en mi casa. Yo estaba en el lugar justo, en el momento errado. Pero no pasa semana que no extrañe todo de Boca, de Buenos Aires, y lo siento, porque me dicen que ahora está muy complicada la situación en Argentina y tengo miedo de que el día que pueda volver, no me encuentre con el país que dejé. En el país que yo estuve, me sentí como en mi casa", marca el italiano.

Sobre el título que ganó Boca con el plantel del que el fue parte, el romano marca: "Soy feliz si alguien piensa que fui parte de una alegría para los hinchas de Boca, pero yo no hice casi nada. Me doy cuenta solo, soy muy consciente. No soy de esos que se toman los méritos de otros", indica.

"El título lo ganaron mis compañeros en la cancha y me sentí muy feliz por ellos. Me sentí parte de ese grupo, también hoy me siento parte de ese grupo, pero yo no hice mucho. Un jugador como yo, que siempre fue protagonista, un líder, una pieza importante, que jugaba mil partidos, no se va a hinchar el pecho por un título que se ganaron con los dientes y con las uñas mis compañeros. No sería justo, sería irrespetuoso con ellos. Cuando jugué en Boca dejé todo, hice mi parte, sumamos puntos importantes..., yo me siento parte de ese equipo y me seguiré sintiendo parte de ese equipo por los próximos dos o tres años, pero mis merecimientos son muy muy muy pocos", asume.

"Se podía ver, mi padre había comprado un, cómo se dice, un carnet, un abono, para verme cuando yo estaba en Boca..., es decir que lo podría haber visto, pero me dormí. Era muy tarde, casi las 3, las 4 de la madrugada en Italia..., y la verdad, estaba seguro de que River iba a ganar fácil en Tucumán. A la mañana siguiente, me desperté, revisé las noticias, controlé los resultados... Y Boca era campeón", rememora sobre cómo se enteró del título que había ganado el club argentino.

Sobre ese plantel, rememora: "Franco (Soldano), 'Cali' (Izquierdoz) y Paolo Golz están en mi corazón. Me ayudaron, nos acoplamos fácil, en una semana ya sentía que los conocía desde siempre". El Tano también tiene unas palabras para el sprint final de Carlos Tevez: "Cuando alguien duda de tu nivel, los campeones, los que son número 1, suben de nivel y les cierran la boca a todos. Pasa siempre y en todos lados. Y un fenómeno como él es otro ejemplo. Después, lo ayudó la manera de jugar del equipo, el entrenador Russo le dio mucha confianza y encontró el estado físico óptimo, porque a nuestra edad, si no estás al 100%, es mucho más difícil. La jerarquía no es todo, no alcanza si los músculos no te responden. Se puso bien, se puso con la cabeza justa, como decimos acá, e hizo una segunda parte de la liga increíble. Pero no me sorprendió, no estamos hablando de un desconocido o de un jugador cualquiera. Estamos hablando de Tevez".

Por último, De Rossi reconoce que la actual CD de Boca buscó convencerlo para que siga en el club: "Lo intentó Riquelme y lo intentaron Bermúdez y Cascini también. Fueron muy cariñosos todos, y por respeto los escuchaba. Pero fui muy claro desde el primer día que volví, incluso antes de que me sacaran sangre y me hicieran los estudios. Yo les dije: "Me tengo que ir". Me dijeron "creemos en vos, creemos en tu nivel de juego, no mostraste mucho pero no estuviste en tu plenitud física, si te ponés 10 puntos podrás hacer una segunda parte de liga muy buena". Yo pensaba lo mismo, pero la decisión la había tomado por otra razón. No podía convencerme nadie, ni un genio como Riquelme, ni mi padre ni mi abuelo. Nadie. Fue algo muy pensado".

Sobre el paso del coronavirus por Italia, De Rossi apunta: "Yo vi a Roma como jamás me imaginé que la vería: desierta. Los italianos, y los romanos especialmente, somos los más vivos, y no me esperaba que fuésemos capaces de ser tan respetuosos ante las indicaciones. Porque primero creímos que era una enfermedad de los viejos, pero después empezaron a morir los de 50, los de 40, los de 30 y ahí nos cagamos todos. La vida ya es muy parecida a como era antes, y eso me preocupa porque en Italia nos olvidamos de todo muy rápido. Hay que ser cuidadosos, ya que algunos infectólogos siguen alertando de una posible segunda curva en septiembre u octubre. Yo sigo teniendo un poco de miedo", expresó.