(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) La imagen del viernes en la cancha de Lanús no fue el gol del chico Santiago Sosa, ni el debut en la red de Luciano Lollo, ni la contundencia del marcador a favor de River. La imagen, sin duda, fue el llanto desconsolado de Pedro "Pepo" De La Vega en el banco cuando lo sacaron de la cancha, con el partido 1-5.

De La Vega la rompió pese al 1-5. Volvió locos a Martínez Quarta y a todo el que le tocó encarar, no pudo marcar el gol porque Franco Armani le ahogó un remate que pedía red. De la Vega, además, esconde algo: en 2014, en edad de prenovena, pudo haber quedado en River. Ese era su deseo.

No quedó porque no había lugar en la pensión de River. De la Vega es de Olavarría y, un rápido repaso por sus redes sociales, lo hace ver con algo más que simpatía por los colores rojos y blancos (Sigue a todos los jugadores del River 2014-2015 en su Instagram, y a varios medios partidarios del Millo, por ejemplo). Simpatía que parece haber quedado atrás, ya que el chico se muestra sumamente identificado con los colores del Grana, club que defiende: "Le fui tomando afecto, hoy ya se ubica en mi corazón junto con River", le dijo al "El Equipo", la publicación que hacen los alumnos de DeporTEA. 

Dentro de sus posteos, uno llamó la atención y permite reafirmar lo anteriormente contado. Se lo ve a Pepo con Pablo Aimar, en la cancha de Lanús, y dice "un ídolo". Bueno, ahora el juvenil tendrá chance de ser dirigido por ese "ídolo". Es que a sus 17 años y con una gambeta indescifrable y arranques que hacen recordar a los de Claudio Paul Caniggia, a De la Vega fue convocado para sumarse a los entrenamientos de la Selección Sub 20.

Habrá que ver cómo hará con todo, porque con la misma tozudez con la que encara rivales en el verde césped del Nestor Díaz Pérez (o dónde le toque), De La Vega encara el tramo final de su educación secundaria, la que hace en la escuela de Lanús, a contraturno. "No tiene tiempo para nada", le dicen desde el Sur a "Doble Amarilla". 

Pepo, casi que un soplo de aire fresco en tiempos en que no hay muchos exponentes del potrero argentino, está llamado a ser la próxima gran aparición del fútbol doméstico. Por ahora, hace los deberes y cambió las lágrimas de bronca del pasado viernes por esta alegría en albiceleste