Hace algunos meses, Miguel Ángel Russo era difícil de discutir en Boca, pero todo cambió. El quiebre definitivo fue el campeonato, frente a Gimnasia, con un Tévez en su mejor momento. Desde allí, y con la salida de Pol Fernández, el equipo fue de mayor a menor. Los refuerzos no rindieron y el entrenador toma decisiones polémicas. El horizonte, poco claro.

Boca volvió a perder, en este caso, frente a Estudiantes de La Plata en UNO. Acumula un partido ganado sobre sus últimos 16. Se ubica 24to en la tabla de 26 equipos. Y, como si fuese poco, convirtió 1 gol en los últimos 7 partidos.

Con la última caída, el Xeneize igualó la peor racha sin ganar de la historia del club (10 partidos en 1957).

El último triunfo del conjunto de Russo fue el 26 de mayo, hace 82 días, cuando venció por 3-0 a The Strongest de Bolivia en el marco de la sexta fecha de la zona de grupos de la Copa Libertadores. Eliminó a River en dos ocasiones por penales: en Copa de la Liga y en Copa Argentina. Ambos choques parecen muy lejanos.

La línea de cuatro, la de cinco, el esquema con Edwin Cardona en cancha, la ausencia sin respuestas de Sebastián Villa, que quiere irse lo más rápido posible, los juveniles que fueron noticia luego del partido por Copa Libertadores y ahora están totalmente relegados. Decisiones difíciles de explicar.

Una de las más extrañas es la modificación del mediocampo: de la sensación del MVA (Medina-Varela-Almendra) a la decepción (hasta ahora) de la dupla Pulpo González-Rolón. Como si esto fuese poco, los otros refuerzos que llegaron no terminan de conformar. Todo es una gran incógnita en el mundo Boca que, ahora, no tiene ni funcionamiento ni resultados.