
1997: La última función de D10S
Es una historia que lleva 110 años de plena vigencia la que reune a "Xeneizes" y "Millonarios". El duelo entre Boca y River tiene una historia riquísima y que bien merece ser contada. En Doble Amarilla repasamos los episodios más impactantes del clásico argentino.
El 25 de octubre de 1997 se jugó más que un partido de fútbol y más que un “Superclásico”. Diego Armando Maradona, uno de los tres miembros del olimpo del fútbol (junto a Pelé y Lionel Messi) le ponía punto final a su carrera profesional.
Se definía la punta del Apertura. River llegaba a la fecha 10 como líder con 22 unidades, una más que Boca, que tenía una racha de siete años sin derrotas en la casa de su máximo rival. El capitán Maradona arengó a sus compañeros en la boca del túnel y salió al campo de juego a capear los atronadores silbidos de unos 50 mil hinchas millonarios que colmaban las tribunas del Monumental.
Luego de la salida a la cancha, sobrevino un momento incómodo en el banco local, cuando el "Diez" se acercó al trotecito para estrechar la mano del entrenador riverplatense Ramón Díaz, un compinche futbolístico de antaño, luego devenido enemigo enconado.
La crónica de aquel día dirá que Maradona no gravitó en el desarrollo del partido. Totalmente disminuido en lo físico, no pudo hacer demasiado para ayudar a sus compañeros. Boca no jugaba bien y caía por la mínima cuando se fue a los vestuarios para el entretiempo. Lo sorprendente pasaría en esos 15 minutos de descanso.
Y es que Maradona no salió a la cancha para la segunda etapa. La creencia futbolera cree que, en un cambio de mando histórico, Diego se fue reemplazado por un joven Juan Román Riquelme. Pero la realidad es que, por planilla, el entonces juvenil de 19 años ingresó por Nelson Vivas. En tanto al campeon del mundo 1986 lo reemplazó su “compinche” Claudio Paul Caniggia.
Los movimientos le redituaron a “Bambino” Veira, porque en tan solo 120 segundos su Boca empardó las acciones. El recordado Julio César Toresani recibió un magnifíco pase de Latorre que el ex volante “Millonario” definió con "tres dedos" ante la salida desesperada de Germán Adrián Ramón Burgos y envió al fondo de la red.
El visitante fue por más y dio vuelta el encuentro con un el primer gol en los clásicos de Martín Palermo. El “Titan”, con su tanto de cabeza platinada, iniciaba así su tradición de marcarle a River. Bajo la persistente llovizna que tornaba épico el escenario, aquel inolvidable cabezazo del 9 le entregaba a Boca el definitivo 2-1, en medio de los airados reclamos al árbitro Horacio Elizondo de todo el conjunto local, que pedía falta del colombiano al “Mono”, por parte del “Patrón” Bermudez.
El final del partido desató la locura de Diego Armando Maradona, que regresó al campo con el torso desnudo (luego de ver el partido en el vestuario). Luego de la “gastada” a los hinchas del “Millo” regaló otra de sus frases para la posteridad en el vestuario: "Boca jugó a lo Boca y River jugó a lo River. Ellos hicieron un gran primer tiempo, pero en el segundo se les cayó la bombacha".
"Con todo el dolor del alma, ha llegado el momento de anunciar mi retiro. Se terminó el jugador de fútbol. Nadie está más triste que yo", fue el mensaje de un compungido Diego, cuatro días después de jugar su último partido en Boca como futbolista profesional y cerrar una carrera que marcó a fuego la historia de este deporte, luego de 704 partidos, 360 goles y 11 títulos.