Cuen­tan que ha­cía frío esa tar­de del 23 de agosto de 1968 en el Es­ta­dio Monumental, y que el par­ti­do fue uno de los más abu­rri­dos de la his­to­ria del clá­si­co. Que el 0 a 0 fi­nal in­vi­ta­ba a em­pren­der una rá­pi­da re­ti­ra­da. Lo que no contaban, hasta momentos después, es que ese día se escribiría una de las páginas más negras de la historia del fútbol argentino: “La Tragedia de la Puerta 12”.

“Ape­nas ter­mi­nó, to­do el mun­do di­jo 'Va­mos'. No­so­tros nos ha­bía­mos ubi­ca­do cer­ca de una de las tro­ne­ras de la Cen­te­na­rio al­ta, así que sa­li­mos re­la­ti­va­men­te pron­to”, recuerda Alberto Villegas, uno de los sobrevivientes

El des­con­ges­tio­na­mien­to de los hin­chas vi­si­tan­tes se rea­li­za­ba por la Puer­ta 12: allí ba­ja­ban por una se­rie de es­ca­le­ras y des­can­sos has­ta en­fren­tar la bo­ca fi­nal, la que da­ba a la ave­ni­da, pre­vio cru­ce con la muer­te. “Has­ta el úl­ti­mo des­can­so ve­nía­mos apre­ta­dos, tí­pi­ca sa­li­da de la can­cha. No ha­bía luz, so­lo una bom­bi­ta de 25 en el úl­ti­mo tra­mo. Yo te­nía una sen­sa­ción ma­la, que­ría ir­me rá­pi­do de ahí aden­tro, ha­bía una adre­na­li­na ex­tra­ña”, rememoraba Villegas. Lo que vino después, lamentablemente, es historia.

La gen­te ter­mi­nó atra­pa­da en la sa­li­da, co­men­za­ron a ge­ne­rar­se ava­lan­chas cons­tan­tes des­de arri­ba, los gri­tos se tor­na­ron de­ses­pe­ra­dos, los cuer­pos ago­ni­zan­tes que­da­ron ca­da vez más pre­sio­na­dos so­bre un pi­so res­ba­la­di­zo y, an­te la fal­ta de ai­re, se de­sa­tó la lo­cu­ra.

1968: un 0 a 0 aburrido que terminó en tragedia

“No­so­tros nos sal­va­mos por­que es­tá­ba­mos en el lu­gar jus­to en el mo­men­to in­di­ca­do. Hu­bo ti­pos que ve­nían cin­co me­tros atrás y no la con­ta­ron. Con la ava­lan­cha se iban to­dos pa­ra aba­jo. Yo al prin­ci­pio ba­ja­ba de a dos es­ca­lo­nes, des­pués de a tres y al fi­nal me tu­ve que ti­rar en los sie­te fi­na­les por­que ya no me da­ban las pa­tas y me iba a ir de trom­pa. Caí de ro­di­llas a la ve­re­da. Ahí le­van­té a un se­ñor que ha­bía tras­ta­bi­lla­do al la­do mío y, cuan­do me di vuel­ta pa­ra bus­car­lo a Car­los, ve­nían to­dos ro­dan­do de ca­be­za; in­clu­so me acuer­do mu­cho de uno que ba­ja­ba cho­can­do es­ca­lo­nes con la nu­ca, ya es­ta­ba sin vi­da. Era una ima­gen tre­men­da. Un es­pec­tá­cu­lo horrible del que no me ol­vi­do más”, re­co­no­ció Vi­lle­gas ante El Gráfico muchos años despues de aquel horror. 

En to­tal, fue­ron diez mi­nu­tos de fu­ria con con­se­cuen­cias de­vas­ta­do­ras: 71 muer­tos y de­ce­nas de he­ri­dos. Los ca­dá­ve­res (la ma­yo­ría de jóvenes en­tre 13 y 20 años) eran re­ti­ra­dos de la es­ce­na pi­so­tea­dos, aba­ti­dos. A al­gu­nos los ta­pa­ban con dia­rios. La locura era total 

Aún hoy, se la re­cuer­da co­mo la mayor de la his­to­ria del fút­bol ar­gen­ti­no. La tragedia enlutó al Xeneize para simpre y hoy, a poco más de medio siglo de aquella aciaga jornada, el club de la Ribera planteó un homenaje en video y un pedido más que especial.

1968: un 0 a 0 aburrido que terminó en tragedia

Es la idea de Boca no volver a disputar nunca más un partido un 23 de junio, en memoria de aquellas 71 víctimas. La idea es no hacerlo a nivel local, ni tampoco a nivel internacional. Es un proyecto de la Subcomisión de Historia, que plantea que cada 23/6 el club debería permanecer cerrado, en señal de luto.

Jorge Amor Ameal ordenó la creación de una Comisión de Homenaje y Memoria por los Fallecidos en la “Tragedia de la Puerta 12” y evalúa elevar un particular pedido tanto en AFA como en Conmebol para que el equipo no juegue ese día, así como tampoco ningún otro representantivo del club, ni masculino, ni femenino.

Hoy, Boca sólo luce un mural en la esquina de Aristóbulo del Valle y Palos, a dos cuadras de la Bombonera. Se trata de una obra pintada en junio del año pasado por iniciativa de la agrupación Boca es Pueblo y es, hasta la fecha, la única alusión a las víctimas de aquella tragedia.