El 24 de agosto de 1913, el “Xeneize” y el “Millonario” se enfrentaron por primera vez en la historia, en la vieja cancha de Racing, y comenzaron a trazar la historia de una rivalidad que perdura más allá del paso del tiempo.

Eso se desprendía hasta en la previa, con el llamativo anuncio del diario La Argentina que se refería a aquel primer clásico como: “Importante encuentro por el campeonato de primera liga de la Asociación: River Plate vs. Boca Juniors”

“Los dos poderosos elencos de La Boca se encontrarán por primera vez en esta temporada, y quizá por primera vez también de su vida deportiva como instituciones ya definitivamente consolidadas. El match despierta un interés tal en ese mundo activísimo, que no es exagerado afirmar concurran a él un número de espectadores como posiblemente no hemos presenciado jamás en encuentros de nuestros campeonatos”, citaba la crónica que invitaba a ver el primer duelo oficial de Primera División hace casi 110 años.

El diario La Nación destacó, en la crónica del encuentro entre River y Boca, la tensión puesta en el cruce “por contar ambos cuadros con elementos de cierta valía en sus filas, por sus posiciones casi iguales en el campeonato, y, más que todo, por el conocido antagonismo que media entre ambos clubes”. River saltó al terreno de juego con la camiseta titular que usó hasta 1931, la tricolor a bandas verticales blancas, negras y rojas. Boca, en tanto, vistió enteramente de azul oscuro

El inicio del encuentro estaba pautado para las 14.30 horas, pero el árbitro Bergalli (en los registros solo figura su apellido) en algo típico de auqellos primeros años de nuestro recién nacido fútbol argentino no se presentó y fue reemplazado por Patricio Mc Carthy, que recién hizo sonar su silbato a las 15.15.

Aquel primer enfrentamiento oficial quedó en manos de River por 2-1, gracias a los goles de Cándido García y Antonio Ameal Pereyra. Boca, desde los los tres minutos de la segunda etapa, jugaba con uno menos por la lesión de Juan Lorenzo Garibaldi.

Por su parte, Marcos Mayer fue el autor del único grito de un Boca que recién el 18 de septiembre de 1918, luego de siete cruces, logró derrotar a su acérrimo rival (1-0, con tanto de Juan Brichetto).