(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Ocurrió en diciembre, pero se supo ahora. Fue en Italia, y es ejemplo en el mundo. Tras varios partidos lejos de su nivel, una noche Dries Mertens volvió a lucirse en el Napoli. Ese día, el equipo celeste derrotó a Torino. 

Luego del partido, el belga se fue con unos amigos a comer pizza, a celebrar el regreso de su mejor nivel y el triunfo de su equipo. Y la noche, en vez de derivar en festejos, música o diversión, se volcó hacia un hecho solidario. Mertens y sus amigos compraron pizza, y salieron a repartirla en las calles de la ciudad a personas en situación de calle. Lejos de querer ganar fama o tener repercusión en los medios, el crack se disfrazó para pasar desapercibido. 

Esto se replica en sus visitas a los hospitales de la región napolitana y en las prácticas de adopción de perros de la calle. Todo, con una coincidencia: no quiere que tenga repercusión en las redes sociales ni los medios. Por eso, no se saca fotos. La última de sus acciones fue salvar del cierre a un refugio de personas carentes de medios de vida que corría peligro. Todo con bajo perfil y sin aparecer en los medios.