(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) El pasado 5 de noviembre, Bragantino, un pequeño equipo de la ciudad de San Pablo, logró ascender a la Serie A de Brasil luego de 22 años. Lo consiguió de la mano del entrenador Antônio Carlos Zago tras vencer por 3-1 a Guaraní, a cinco fechas del final de la Serie B. ¿La campaña? Envidiable para la categoría y hasta para el fútbol brasileño mismo: 21 victorias, 9 empates y 7 derrotas, con 62 goles a favor y sólo 27 en contra. Detrás del logro, la sombra de Red Bull.

La empresa austríaca de bebidas energéticas desembarcó oficialmente en el club de Bragança Paulista el 23 de abril de este año. La compañía inyectó R$ 45 millones y logró sanear la economía de la entidad deportiva, que sufría para pagar las cuentas y hasta para mantenerse en la Serie B. En tan solo siete meses, consiguió el anhelado ascenso a la máxima división, algo que se había proyectado lograr en dos años.

¿Cuál es el atractivo que se esconde detrás del desembarco de Red Bull en un pequeño club como Bragantino? Formar y exportar talentos para las grandes ligas del mundo, pisar con fuerza en uno de los torneos más importantes de Sudamérica y, yendo más lejos aún, pelear copas internacionales.

La fusión tuvo un beneficio para ambas partes: Bragantino pudo ponerse al día y beneficiarse de los nuevos ingresos y RB consiguió una nueva entidad para lograr sus objetivos deportivos, ya que las cosas no salieron como se esperaba en el RB Brasil, que no consiguió escalar las divisiones del Brasileirao. Por supuesto que hay consecuencias sobre el naming y la imagen del club; Bragantino pasa a llamarse Red Bull Bragantino y hay una alteración de su escudo y uniforme con la llegada de los dos toros rojos que caracterizan el logotipo de la empresa.

En la nueva gestión, los ejecutivos de Red Bull tienen (y tendrán) autonomía total para el manejo del fútbol: tendrá a su cargo la directiva, comisión y representatividad, quedando sólo cuatro representantes de los que se encontraban anteriormente. Marco Chedid, presidente del Bragantino, tendrá un rol más institucional; representará al club en las reuniones de Comité Ejecutivo y con otras Federaciones. El sueño es claro: "seremos el quinto grande de San Pablo y nuestro estadio será reformado para recibir un partido de Copa Libertadores algún día", marcó el mandatario tras el desembarco de Red Bull y luego de lograr el ascenso a la Serie A de Brasil.

¿Cómo arrancó el desembarco? Según le dijeron periodistas locales a 'Doble Amarilla', mientras se disputaba el Campeonato Paulista, un intermediario realizó la conexión entre el presidente Marco Chedid y Thiago Scuro, CEO de Red Bull Brasil. En ese entonces, y tras el poco éxito de RB Brasil en el fútbol, la empresa buscaba consolidarse a nivel nacional. Fue entonces cuando observaron a Bragantino, un equipo tradicional de San Pablo con una buena masa de hinchas (5.709 asistieron al partido que significó el ascenso), como puente para llegar a la élite del fútbol brasileño.

La inversión total de R$ 45 millones pagó deudas, reforzó al elenco y mejoró la infraestructura con la mente colocada en traer nuevos nombres (apostando en jugadores jóvenes con potencial), transformar al Estadio Nabi Abi Chedid y crear un Centro de Entrenamiento de primer nivel, para el cual ya se adquirió el terreno necesario.

'Doble Amarilla' entró en contacto con Thiago Scuro, CEO de Red Bull Brasil, para conocer los detalles pormenorizados del desembarco del Proyecto Red Bull en Bragantino. "Antes de llegar, hicimos un análisis del proyecto Red Bull Brasil y encontramos que, inclusive subiendo divisiones, era muy difícil conseguir una base de fans permaneciendo en Campinas. La ciudad tiene dos grandes equipos, Ponte Preta y Guaraní, aparte de los hinchas de clubes de la capital más el Santos. En ese escenario, comenzamos a estudiar lo que podría hacerse y una de las opciones fue invertir en un nuevo club. Las conversaciones con Bragantino transcurrieron de forma transparente desde el inicio, saneamos las deudas y construímos una relación organizada y profesional con el presidente Marco Chedid. El acuerdo fue anunciado en abril de este año y la Serie B fue la primera competición del Bragantino con Red Bull".

Bragantino llegó a la máxima división del fútbol brasileño en siete meses, mucho antes de lo que esperaba Red Bull. En conversación con este portal, Scuro indicó que el plan era "subir a la Serie A en dos años". "Conseguimos cumplir el objetivo este año. Hay méritos de nuestro técnico, Antonio Carlos Zago, y de los jugadores, que consiguieron aprovechar una estructura fortalecida y desempeñaron un alto nivel dentro del campo de juego. Tenemos profesionales de alto nivel y las decisiones son compartidas. Como todos trabajan para que los atletas puedan desempeñar su papel en el campo, el colectivo funciona".

En algunos clubes de enorme peso a nivel mundial, como Paris-Saint Germain o Manchester City, el desembarco de jeques o de empresas poderosas significó que los gastos en los mercados de pases se incrementen enormemente. En Red Bull tienen las cosas claras: no se contrata por nombre. "La idea es mantener la base del equipo y reforzar algunos sectores que juzgamos necesarios para la exigencia de la Serie A. No vamos a contratar nombres, vamos a contratar jugadores que quieran desempeñarse y crecer junto al club", manifestó Scuro.

Red Bull ya posee experiencias en el fútbol mundial: Salzburgo de Austria, Leipzig de Alemania, New York de Estados Unidos, el mismo Red Bull Brasil y Red Bull Ghana, que no logró salir adelante. Hay varias promesas en su cartera de descubrimientos; Sadio Mané, Naby Keitá, Timo Werner, Marcelo Saracchi y Erling Haaland, entre otros. A la distancia, la idea es alimentar al Bragantino de esos procesos. "Podemos usar esas experiencias para adquirir conocimiento. Existe una forma de trabajar en Red Bull, pero siempre respetando las peculiaridades de cada mercado y cada club. Estamos aquí para construir nuestra historia", comentó.

En las últimas semanas, se habló mucho de las inversiones que hará Red Bull en Bragantino de cara a la Serie A. En conversación con 'Doble Amarilla', el CEO de RB desmintió el número de R$ 200 millones que da vueltas en diarios locales. "Ese número fue creado por los medios. Cuando tomamos la decisión de llegar, el objetivo era ascender a Serie A. Sabíamos que ese momento llegaría y trazamos escenarios que contemplen eso. En esos escenarios, entre otras cosas, hay inversiones en infraestructura, capacitación del staff y, consecuentemente, llegada y valorización de jugadores. Pero no, ese número de 200 millones no fue creado por nosotros".

¿Cuáles son los objetivos trazados para el corto plazo? "El gran fin del Red Bull Bragantino es tener un centro de entrenamiento que sea referencia, un estadio con buen ambiente para recibir a los hinchas y que el club se convierta en el punto de encuentro de la ciudad. Obvio que ganar partidos es importante y tenemos el objetivo de mantenernos en la Serie A y pelear por entrar a competencias internacionales, pero lo más importante es crear una buena plataforma para el fútbol brasileño".

En un momento dado, las posibilidades de que Red Bull desembarcara en la Argentina eran concretas. Tiempo atrás, se nombraban dos clubes que eran potenciales centros de inversión para empresas extranjeras: Central Norte de Salta y Racing de Córdoba. Pero el cuadro que llegó a sonar para ser sponsoreado por Red Bull fue Alvarado. "Por ahora, no discutimos la posibilidad de desembarcar en otros países de Sudamérica", le respondió Scuro a este medio.

En Brasil, hay una particularidad que posibilita la presencia de Red Bull en clubes como Bragantino: la estructura jurídica deportiva permite que haya Sociedades Anónimas. Pese a los fuertes intentos de aprobación de las SAD por parte del gobierno de Mauricio Macri, dicha posibilidad no existe en la Argentina.

El Proyecto Red Bull, en síntesis, se erige como un modelo contrapuesto a aquellos que suelen desarrollarse en clubes patrocinados, sponsoreados o administrados por empresas o jeques. Los millones manejados por la compañía austríaca no apuntan a adquirir jugadores de renombre, sino a reforzar las bases, recomponer la estructura de los clubes y, por supuesto, apuntar al largo plazo. Hasta ahora, y a la espera de que la experiencia continúe hablando por sí misma, ha sido un claro caso de éxito.