Tanto en Qatar como los emiratos que conforman los Emiratos Arabes Unidos tiene una premisa desde hace años: salir de la dependencia del petróleo. Es por eso que arman planes a largo plazo para convertirse en países orientados al servicio y a atraer al turismo. Tal es el caso de Dubai que en dos décadas redujo la incidencia de la producción de crudo en su PBI en pos de los servicio. Por ejemplo, hoy utiliza gran parte de su infraestructura en apuntar a ser el centro mundial de los eventos de negocios. Todo está planificado y el deporte es parte de esa planificación. Torneos de tenis, golf, carreras de caballos y, por su puesto, el fútbol.

Qatar apuesta al deporte desde hace años a la pelota y el pleno de sus fichas a este deporte lo jugará con la organización del Mundial 2020, pero obviamente quiere ir por más. Una de las grandes preocupaciones de los jeques qataríes es qué hacer con las enormes infraestructuras que están construyendo para el Mundial una vez concluya la Copa del mundo. Y parecen que ya han encontrado la respuesta en la propia FIFA.

El emirato se encuentra en avanzadas conversaciones con la FIFA para tratar de albergar torneos importantes una vez concluya el Mundial de Fútbol que van a organizar en el año 2022. Entre estos torneos, se encuentran el Mundial Sub-17 y el Mundial Sub-20.

El objetivo no es otro que el tratar de rentabilizar las instalaciones levantadas para su Mundial de Fútbol una vez concluya el torneo de selecciones absolutas del año 2022 y cuya construcción tendrá un coste de mil millones de dólares.

Y es éste, precisamente, el torneo al que aspira Qatar a partir del año 2022 para convertirse en sede casi permanente, para lo cual está dispuesto a persuadir a la FIFA a base de instalaciones, organización y, como no, dinero, mucho dinero que le garanticen la organización del Mundial de Clubes a partir de ese año.

El plan de Qatar para rentabilizar las inversiones del Mundial 2022