(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Viene agitada la designación de la sede para la Copa del Mundo Femenina de 2023. Primero, se bajó Brasil de la chance de albergar el torneo, ahora Japón. Son dos países donde el coronavirus pegó mucho y dejará fuertes consecuencias. Esto deja a sólo dos contendientes arriba del ring, esperando la decisión de FIFA: Colombia y el binomio Australia-Nueva Zelanda.

La pasada semana, la sede Colombiana recibió el espaldarazo de CONMEBOL, que envío una durísima carta a la FIFA considerando que esa opción estaba siendo "discriminada" y que la evaluación realizada había sido "tendenciosa", ya que la opción de Oceanía tenía bastante más puntaje y hasta Japón aparecía mejor parada que la nación cafetera. 

Ahora que Japón se bajó, todo parece servido para que el Mundial se juegue en Oceanía, más allá que FIFA respondió al embate de CONMEBOL asegurando "objetividad". Ahora bien, ¿por qué se bajó la nación nipona?

La JFA, Asociación de Fútbol de Japón, anunció su "decisión de retirar la candidatura" y manifestó que la misma "se tomó tras una cuidadosa y exhaustiva consideración por parte del comité a cargo de la misma, así como del comité ejecutivo de la JFA". El presidente de la asociación, Kohzo Tashima es quién habla en el texto, pero no ofreció detalles sobre los motivos concretos de la retirada.

"La pandemia de COVID-19 ha golpeado duro al mundo y también a toda la familia del fútbol. Seguiremos apoyando financieramente a los clubes gravemente afectados y trabajaremos junto con todas las partes interesadas para traer de vuelta el mundo donde podamos disfrutar con seguridad del juego que todos amamos", añadió Tashima.

El japonés expresó su solidaridad con la familia del fútbol asiático y señaló que Japón brindará el apoyo necesario para "encaminar una candidatura exitosa".

En la última evaluación de la FIFA, anunciada dos días después que Brasil se bajara, la candidatura conjunta de Australia y Nueva Zelanda obtuvo la mejor puntuación, un 4,1 sobre 5, frente Japón (3,9) y Colombia (2,8).

Aunque la candidatura japonesa fue elogiada por la calidad, el mantenimiento y la gestión de sus estadios, preparados para albergar competiciones de élite como ya hicieran con el Mundial de 2002 y el de rugby de 2019, el país asiático decidió desistir. La FIFA anunciará el próximo día 25 quién será el anfitrión o anfitriones del primer mundial femenino con 32 selecciones.