(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) “Negligencia, emboscada, sabotajeson palabras que empiezan a girar sobre el sumario interno que se abrió en las fuerzas de Seguridad de la Ciudad para entender qué sucedió en el desastroso operativo que puso a la vista de todo el mundo falencias en la seguridad porteña.

Horacio Rodríguez Larreta, zanjó rápidamente el lunes la interna voraz entre Seguridad de Ciudad, Nación y que también incluye a Provincia, que amenazaba con consecuencias insospechadas. Se hizo cargo de que las fuerzas de su distrito estaban al comando del operativo y echó a la máxima autoridad política del área, el ministro de Seguridad y Justicia, Martín Ocampo.

Pero pese a su salida, las miradas siguen puestas más que nunca sobre Ocampo. El vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, lo reemplazó y asumió el doble cargo. Pasadas las primeras reuniones de cambio de mando, Santilli empezó a ahondar en los por qué de las fallas del operativo y se topó con un par de datos alarmantes y un enigma inquietante.

Por un lado, a Larreta y Santilli les confirmaron que en las dos últimas reuniones que se realizaron previo al Superclásico, la Ciudad había sido advertida que había que tener particular cuidado con el ingreso del micro de Boca al barrio River planificado por la calle Lidoro Quinteros y que el trazado planificado era riesgoso. La respuesta de los funcionarios porteños fue: ”Está todo bajo control, entramos siempre por ahí. Lo vamos  a hacer de manera muy rápida”. Esta versión fue confirmada a "Doble Amarilla" por tres fuentes que participaron de esos encuentros.

Quienes trabajaron con Ocampo en el ministerio, dicen que no era un obsesivo de los operativos y que delegaba demasiado. Era raro verlo en los detalles de inteligencia, logística y ejecución. Es que hay algo innegable, tanto Ocampo como el secretario de Seguridad porteño, Marcelo D’Allessandro, tienen muy poca experiencia en materia de seguridad.

La primera reacción en off desde Ciudad, previo a que Larreta aceptara las fallas y exculpara a River, fue apuntarle a Nación. “El perímetro de Quinteros era de la Prefectura y Gendarmería” dejaron filtrar ante la prensa. Esas fuerzas responden a la ministra de Seguridad de Nación, Patricia Bullrich, pero el detalle es que en estos operativos en el que confluyen diversas fuerzas tienen siempre un mando único y esta vez estaba a cargo de la Ciudad.

Las teorías respecto a las falla son muchas. Algunos hablan de simple negligencia. Otros no pueden entender por qué no estaban puestas las vallas de fenólico durante el recorrido que va desde Quinteros y Libertador hasta el portón del club generando una arteria despejada de hinchas de River. ¿Se subestimó la situación?, ¿se creyó que era un partido más?, ¿hubo un error de cálculo y nadie tuvo en cuenta que a esa hora iba a haber en esa esquina el triple de gente de la que hay habitualmente tres horas antes de un partido? Hay quienes dicen que lo que sucedió simplemente desnuda la impericia que hay en la misma seguridad porteña, algo muy riesgoso de cara al G20. Por otro lado, otros recuerdan viejas rencillas con la policía por el traspaso de efectivos de la Federal a la Ciudad. Ese proceso de traslados de personal y de toma de control de 54 comisarías de Capital trajo varios dolores de cabeza y resistencias, que incluyeron duras investigaciones y renuncias como la de Guillermo Calviño y José Pedro Potocar. ¿La inacción de las fuerzas federales en el anillo 1 fue una vendetta hacia Ocampo?

Santilli es un hombre muy cercano a River. Su padre, Hugo, fue presidente del club y su hermano Darío es actual Pro Secretario. Por estos días se cansó de escuchar las teorías que giran en torno al mundo River y que la expulsión de Ocampo terminan por agigantar. En Núñez, algunos dirigentes creen que la relación de Ocampo con su compadre Daniel Angelici tuvo relación con el fracaso del operativo. Entienden que el “descuido fue adrede” para que algún incidente menor se produjera en el arribo de Boca al Monumental, pero que la situación se fue de las manos.

Esta teoría con base conspirativa agregó otro condimento en las últimas horas, cuando se supo que Ocampo (fanático de River) por primera vez en esta Copa Libertadores no asistió al Monumental. ¿Dónde estaba el sábado?, según fuentes cercanas al ahora ex ministro se encontraba en Uruguay por compromisos personales. Ese dato que confirma, al menos, el desinterés por el control político del operativo deportivo más importante que le iba a tocar a la Ciudad no sólo llamó la atención en la dirigencia riverplatense, también inquieta por estas horas a las altas esferas de la Ciudad y Nación. Con este panorama, la investigación sobre la seguridad y la policía puede llegar a tener un final crudo.