(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) La situación en Chile es muy complicada. Tan complicada que Conmebol ya piensa en las alternativas para la Final Única de la Copa Libertadores que disputarán River y Flamengo.

Es más este martes a la mañana las autoridades de Conmebol le solicitaron a su unidad de trabajo en Santiago, el Venue Management que le solicite a los organizadores locales del evento los costos de cancelación de la fecha del 23 de noviembre.

El lunes fue un día frenético en la Confederación Sudamericana de Fútbol. Los humores, incluido el de su presidente Alejandro Domínguez, cambiaron con el correr de las horas. Es claro que el organismo subestimó la longevidad que iba a tener el conflicto en Chile. Mientras consideraba que este mismo lunes ya iba a haber un poco de claridad para despejar el complicado panorama y lograr que la final se juegue en Santiago, la realidad le dio un duro golpe. A esta altura, no quedan dudas de que es inviable garantizar una final en Chile.

Por eso, desde muy temprano, se activaron todo tipo de reuniones y llamados cruzados desde los dos lados de la Cordillera. A esta hora, Conmebol ya tiene una decisión tomada: Santiago ya no es una garantía y hay que mudar la sede de la Final Única de la Copa Libertadores, ya que el riesgo de suspenderla a pocos días de la fecha pactada puede implicar un costo político demasiado alto para Alejandro Domínguez.

Tanto desde Río de Janeiro como de Buenos Aires se escucharon voces que alentaron el cambio de sede, entre ellas la del director técnico de River, Marcelo Gallardo. Conmebol se encuentra ante una disyuntiva por culpa del gobierno chileno. El presidente del país transandino, Sebastián Piñera, insiste en que el partido se tiene que jugar en Santiago y pide esperar hasta la semana que viene. La Confederación entiende que no hay tales tiempos y que la decisión debe ser tomada esta misma semana. En un principio, la definición iba a ser el viernes, cuando los presidentes de las Federaciones se reúnan para un nuevo Consejo de Conmebol. Sin embargo, la preocupación es tan alta que los tiempos se aceleraron.

Como Chile no quiere ceder y resignar la organización de la final, la Confederación se ve obligada a tomar una decisión antipática que probablemente le genere un conflicto político con el gobierno de Piñera. Ante este panorama, se decidió hacer una reunión y convocar a los presidentes de las tres confederaciones implicadas (Chile, Brasil y Argentina) y a los mandatarios de los dos equipos finalistas, River y Flamengo. Según pudo saber Doble Amarilla, la decisión ya está tomada: Conmebol va a tratar de sacar la sede de Santiago. Tanto el "Millonario" como el "Mengao" están de acuerdo con la medida. Las confederaciones de Brasil y Argentina acompañarán las medidas tomadas por los equipos y Conmebol. De hecho, prefieren no meterse en la definición.

¿Qué busca Domínguez con esta reunión? Es lógico, intenta que la decisión política de mover la sede sea consensuada por todas las partes, con el objetivo de mostrarle a Chile que es la medida más lógica. Pero esa primera decisión, dio paso a otra diyuntiva: ¿a dónde se mudará la final?

Según pudo saber Doble Amarilla, las dos sedes que Conmebol le va a acercar a las partes para disputar el partido son La Nueva Olla de Asunción y el Centenario de Montevideo. En caso de ser en Paraguay, hay un inconveniente: el de las entradas. Para la Confederación, el hecho de respetar las 12.500 entradas que le dio a River y a Flamengo implica ceder tickets de venta libre y de protocolo. De ser en el Centenario (estadio que jamás estuvo ternado para la final de la Copa Libertadores 2018 ni para la Final Única de 2020) existirá un problema adicional: el ballotage en Uruguay obligaría a que el partido se retrase una semana, al sábado 30 de noviembre. Además, por el problema de iluminación que existe en la cancha, donde se están cambiando las luces, el partido no debería empezar más tarde de las 15:30. Valorando todas las aristas, la opción más potable es Asunción.

La opción Miami

Más allá de esas dos sedes, en las últimas horas apareció con fuerza la posibilidad de que la definición de la Libertadores se dispute en un lugar más lejano: Miami. Hace dos semanas, Conmebol recibió una oferta de una importante productora para realizar el partido en la ciudad estadounidense. La empresa ARENA, contratada por la Confederación para comercializar la Libertadores y la Sudamericana, dio el visto bueno a ese ofrecimiento. Sin embargo, en el organismo manejado por Alejandro Domínguez creen que es algo antipopular y que tanto River como Flamengo se opondrán.

En las últimas horas, la empresa que alcanzó la propuesta hizo un cambio en la cifra prometida y en la forma de comercializar el evento, transformándolo en un negocio muy tentador para la confederación y los clubes. Inclusive, la misma compañía está dispuesta a abonarle un monto extra a River y Flamengo en caso de aceptar el ofrecimiento. Según le comentaron a Doble Amarilla importantes fuentes al tanto de la negociación, la oferta es tan tentadora que Domínguez la pondrá arriba de la mesa en la reunión de mañana ante Rodolfo D'Onofrio y su homónimo Landim. En los últimos días, también llegó una oferta de Qatar, pero rápidamente fue desechada por Conmebol.

Para Domínguez, la propuesta de Miami no es sólo una cuestión económica de esta final. De alguna manera significa descongelar las relaciones comerciales con CONCACAF y retomar la idea de una Copa Libertadores de sur a norte en la que también participen los equipos de EEUU y México. 

Así las cosas, todo indica que Santiago está sentenciada y que habrá nueva sede. De marchar todo como Conmebol planea, entre mañana y el jueves se definirá la ciudad que albergará la final de la Copa Libertadores.