Hace poco más de dos meses el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, anunció durante el primer Consejo de este año una propuesta para adelantar las elecciones. La respuesta de las diez asociaciones miembros fue un total respaldo. Los dirigentes le solicitaron explícitamente que el dirigente paraguayo sea el único candidato y siga comandando las riendas del fútbol sudamericano por otros cuatro años más. 

Este apoyo fue leído como un espaldarazo de las asociaciones en momentos en que se empezaban a cerrar acuerdos a largo plazo con UEFA, además de darle potestad para renegociar y licitar contratos de TV que se vencen en el corto y mediano plazo. De esta manera se logra empoderar a un presidente con un mandato mayor (el actual vence en 2023) para poder negociar y llevar adelante estas gestiones. Casualmente una de estas cuestiones es el Acuerdo de Entendimiento (AEM) con UEFA y este pedido de extender el mandato de Domínguez se produjo delante del propio presidente de la federación europea Aleksander Ceferin, quien participó de esa reunión en Asunción.

Ceferin y Domínguez, en el Congreso de Conmebol.
Ceferin y Domínguez, en el Congreso de Conmebol.

Sin embargo, no es el único motivo por el que Domínguez logró el respaldo total de los presidentes de las asociaciones. Domínguez llegó a la conducción de la confederación sudamericana en 2016 tras la salida de su compatriota Juan Ángel Napout y el breve interinato del uruguayo Wilmar Valdez. En ese momento el caos reinaba en el fútbol sudamericano y en varias de sus asociaciones. Así completó ese mandato y tres años después fue electo para el período 2019-2023 al frente de la entidad con sede en Asunción. Justamente en los logros de ese periodo están las razones políticos de esta reelección. Van desde las mejoras económicas hasta la puesta en valor de los torneos y la adaptación a los cambios en la industria del fútbol  

Como primer punto cabe destacar el histórico aumento de premios que se consiguió en esta etapa y para plasmarlo sólo alcanza con los datos duros. En el 2015, la CONMEBOL distribuyó u$s 71.190.000 en todas sus competiciones. A partir del 2016, cuando asume Domínguez la presidencia para completar el mandato de Napout, los montos empiezan a incrementarse en forma sostenida. El año pasado, la cifra ya había llegado a u$S 229.300.000 y para el 2022 se prevé que alcance los u$s 244.360.000. Es decir que casi que se cuadruplicaron los ingresos para los equipos participantes. Los saben muy bien los clubes argentinos que tienen una carrera desenfrenada año a año para clasificar a las copas. Por la devaluación de la moneda local, para muchos clubes esos ingresos son clave a la hora de cerrar presupuestos o de encarar el mercado de pases. 

Otro eje central tiene que ver con la recuperación de dinero malversado. Conmebol logró que se le devuelva cerca de u$s 128.000.000 que habían sido desviados a cuentas personales de antiguos dirigentes. Esto fue posible merced al cambio de status de la institución en el marco de la investigación del FIFA Gate, pasando la Conmebol a ser considerada “organización víctima”. La Justicia de Suiza y de EEUU concedieron la razón a la Confederación y autorización de la devolución del dinero. Ese dinero, obviamente volvió a todos los clubes sudamericanos quienes eran los verdaderos destinatarios de esos fondos.

En el marco de la tensión con FIFA por el proyecto de Infantino sobre un Mundial bienal que podría lesionar los intereses de las competencias sudamericanas, Domínguez consiguió construir una alianza con la poderosa UEFA que le augura un futuro interesante al fútbol sudamericano. La Finalissima entre Argentina e Italia es el primer fruto de esta cooperación que podría llegar a un torneo integrado. El acuerdo contempla también la colaboración en materia de arbitraje y capacitación y la apertura la próxima semana de una oficina conjunta en Londres.

La cuarta meta de la gestión que hoy es puesta en valor, inclusive socialmente, tiene que ver con la apuesta al desarrollo del fútbol femenino en la región. Aquí también hay datos contundentes. Uno de ello es que el premio para el equipo campeón de la Copa Libertadores Femenina será este año de u$s 1.500.000, lo que representa un aumento de más de 1.600% con respecto al año anterior. Además, CONMEBOL ha firmado acuerdos para la promoción de las niñas y las mujeres en el fútbol con la ONU y la CAF.

Por último, uno de los ejes tiene que ver con la puesta en valor de los torneos. En 2016, la reputación del fútbol sudamericano alcanzó los niveles más bajos. Decenas de marcas se retiraron de la inversión en el fútbol afectando no sólo a las copas, sino también a los clubes de la región que se vieron salpicados. La profesionalización y transparencia en la gestión le han permitido a la Conmebol mejorar sustancialmente las condiciones de negociación de sus torneos. El fútbol sudamericano es un fenómeno de impacto global que es hoy más apreciado que nunca. Prueba de ello no son solo los contratos altamente beneficiosos para Asociaciones y clubes, sino también el alcance mundial de los torneos, con partidos transmitidos a más de 201 países y territorios.