Con cuatro equipos como finalistas en las dos competencias continentales más importantes (Palmeiras y Athletico Paranaense campeones), se suman cada vez más futbolistas con pasado reciente en Europa. El fútbol brasileño luce como el más competitivo de CONMEBOL. Sin embargo, buena parte de las instituciones presentan balances deficitarios que se traducen en malos resultados deportivos. Mientras tanto, los privados se frotan las manos para dar el paso definitivo y hacerse dueños de la pelota a través de las Sociedades Anónimas.

Un caso clave es el de Leila Pereira, flamante mandataria del bicampeón continental Palmeiras y propietaria de Crefisa, una compañía financiera auspiciante de varios clubes de Primera División.

La propia Pereira habló con Doble Amarilla en medio de los festejos por la obtención de la Copa Libertadores: "Es un orgullo muy grande ser campeón con tan poco tiempo de ejercicio. Siempre soñé con estar acá, con llevar al club de mis amores al título. Es importante arrancar de esta manera el mandato".

Brasil: entre gigantes continentales, equipos grandes en crisis y sociedades anónimas

A través de una fuerte inversión en el club, Pereira promete "refuerzos de calidad" para mantener a Palmeiras entre los tres mejores equipos del continente. Asimismo, cuando se le consultó por el entrenador Abel Ferreira, reconoció que "es una referencia para el club" y que se buscará que siga "por mucho tiempo".

Mientras Palmeiras reina en América, otros equipos buscan volver a pisar firme en Primera. En el aspecto estrictamente deportivo, días atrás se produjo el regreso de Botafogo al Brasileirao, luego de dos temporadas en la Serie B. El club se destaca por tener el equipo que mayor número de jugadores aportó a la selección brasileña: 97 en general y 47 en Copas del Mundo.

Apenas consumado su regreso a la máxima categoría, los dirigentes pensaron en fichar a Marcelo, el defensor de Real Madrid que queda libre en diciembre, para que dispute sus últimos años como futbolista en su tierra natal. Mientras el Fogao dejó atrás la segunda división, Vasco Da Gama y Cruzeiro seguirán penando por lo menos una temporada más en la Serie B, luego de no quedar ni siquiera encima de la mitad de tabla.

El caso de Cruzeiro es la insignia de una crisis financiera y económica que atraviesa varios clubes grandes de Brasil y que se traduce en malos resultados deportivos en los últimos años. El conjunto azul descendió a la Serie B en 2019 por primera vez en su historia. Para colmo, atraviesa una fuerte crisis financiera con un pasivo que asciende a los u$s 68 millones. El mes pasado, sin ir más lejos, tras el empate ante Botafogo, los jugadores anunciaron una huelga vía redes sociales por los sueldos impagos de hasta seis meses. Volvieron a entrenar luego de cuatro días.

Lejos quedó aquel Cruzeiro bicampeón de la Libertadores de América (1976 y 1997), los Brasileiraos de 2013 y 2014 (ganó cuatro en total) o las Copas de Brasil 2017 y 2018 (con seis, tiene el récord de esta competencia).

Brasil: entre gigantes continentales, equipos grandes en crisis y sociedades anónimas

La situación de Gremio de Porto Alegre tiene puntos de contacto con la de Cruzeiro. El pasado jueves, descendió a la Serie B tras una muy mala campaña y regresó a la segunda categoria tras 17 años. Lejos quedaron la conquista de la Copa Intercontinental en 1983 ante el Hamburgo, las tres Copa Libertadores de América, la última en 2017, las dos Recopas Sudamericanas (en 1996 y 2018, ambas ganadas a Independiente), los dos Campeonatos Brasileños, las cinco Copas de Brasil y la Supercopa de Brasil. En la temporada 2018 y 2019, además, fue semifinalista de la Libertadores. 

Para dar cuenta, de lo estrepitoso que puede ser el devenir deportivo de los equipos brasileños, basta con destacar un implacable dato: desde 2001, sólo en la temporada 2006 no descendió un campeón de Brasileirao.

Sport Recife cayó en 2001, 2009, 2012 y 2018. Palmeiras, vigente bicampeón de la Libertadores, se fue a la Serie B en 2002 y 2012. Paranaense, vigente campeón de la Sudamericana, bajó a la segunda categoría en 2011. Botafogo lo hizo en 2002, 2014 y 2020, Bahía en 2003, 2014 y 2021, Guaraní en las temporadas 2004 y 2010, Coritiba en 2005, 2009 y 2017 y Vasco Da Gama en 2008, 2013 y 2015. Por su parte, Atlético Mineiro, flamante campeón 2021, se marchó a la segunda división en 2005. Corinthians hizo lo propio en 2007, Cruzeiro en 2019 e Inter de Porto Alegre en 2016, mientras que Gremio en la temporada 2004 y en la que acaba de finalizar.

Párrafo aparte para la situación financiera e institucional de varios clubes y de la propia Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) durante la pandemia de Covid-19, que hizo estragos en todo el mundo. En medio de las escalofriantes cifras de infectados y fallecidos, Rogerio Caboclo, presidente de CBF, fue licenciado de su cargo por 30 días por el Comité de Ética de la entidad, a raíz de una denuncia de acoso sexual y moral efectuada por una empleada a su cargo.

Ante este panorama, los clubes intentaron construir una liga independiente con equipos de las Series A y B para organizar el Campeonato Brasileño al estilo Premier League. Este proyecto cuenta con el apoyo de un fondo de inversión estadounidense y pretende convertirse en una Superliga que aspire a ser "más lucrativa y competitiva" que en la actualidad.

Brasil ya intentó reformular sus competiciones en el pasado con proyectos como el Clube dos 13, que no llegó a fructificar. En esta ocasión la situación es diferente. Según ha indicado el presidente del Sao Paulo, Julio Casares, “esta vez, la gran diferencia es tener un grupo de ejecutivos que vienen con la experiencia del mercado. No sólo vamos a tener inversión directa en los clubes en forma de dinero, sino que también contamos con profesionales experimentados que ya trabajaron en grandes ligas para hacer de la liga de fútbol brasileña una gran liga”.

Mientras tanto, a diferencia de muchos clubes brasileños, el modelo de gestión adoptado por Fortaleza, Ceará y Bahía, equipos del Nordeste considerados pequeños a pesar de su tradición y grandes hinchadas, les ha permitido mitigar financieramente los efectos de la pandemia por el nuevo coronavirus. "Creo que la principal causa de ese cambio son las gestiones equilibradas, con responsabilidad fiscal y que apuestan por la fuerza de la hinchada", comentó a EFE Marcelo Paz, presidente del Fortaleza encabezado por Juan Pablo Vojvoda, que seguirá al frente del equipo del 2022.

Brasil: entre gigantes continentales, equipos grandes en crisis y sociedades anónimas

La crisis en números

Según un estudio realizado por Sports Value, l suma de los activos de los 30 equipos analizados, sin el valor intangible (jugadores), es de R$ 7,9 mil millones. Las marcas de los clubes representan R$ 7,1 mil millones. Los jugadores profesionales y categorías base ascienden a R$ 7,5 mil millones, mientras que los derechos deportivos relacionados con las competiciones en las que los clubes participan marcan otros R$ 2,6 mil millones.

Flamengo es el club más valioso de Brasil, con una valoración de R$ 2,9 mil millones. El Mengao tiene activos y una marca extremadamente valiosa, una fuerte inversión en el equipo principal y categoría base de alto valor. El gasto anual en fútbol ya supera los R$ 600 millones. Ha mostrado solidez financiera, terminando el año con superávits que lo pone a nivel de las finanzas de los equipos europeos. 

Sin embargo, durante el año 2020, marcado por la pandemia de COVID 19, los ingresos cayeron 19,5%, poco más de R$ 1 mil millones. Los principales impactos fueron pérdidas de R$ 636 millones en derechos de TV y otros R$ 384 millones por la venta de entradas. Los déficits totalizaron R$ 1.030 millones en 2020 y se acumulan las pérdidas de R$ 1,7 mil millones en tres años. Las deudas superaron por primera vez los R $ 10 mil millones.

Esta crítica situación económica y financiera no empezó a correr en marzo del año pasado. La misma data aparece desde el año 2015, cuando Corinthians, Sao Paulo y Gremio presentaron ejercicios con un déficit de entre R$ 4 millones y R$ 7 millones. "La mayor parte de los clubes vive de anticipaciones (de venta de jugadores, patrocinios y derechos de televisión) y el drama de los dirigentes es pagar las cuentas mes a mes", reconoció César Grafietti, coordinador del estudio y superintendente de Crédito del Itaú BBA, el mayor banco privado de inversiones del país.