La salida de José Néstor Pekerman de Venezuela causó estupor en el fútbol sudamericano en las primeras horas de la jornada del martes con tan solo diez partidos dirigidos y con un proceso de amistosos a la vuelta de la esquina y de cara al inicio de las eliminatorias para el Mundial de 2026 seguramente en el mes de septiembre. 

Las versiones que llegaban desde el entorno del entrenador no cuadraban con las expuestas por las principales autoridades de la Federación Venezolana de Fútbol que apuntaban a una persona en particular: Pascual Lezcano. En la FVF sostienen que el representante fue poco transparente y falto de ética más allá de una supuesta falta de dinero que alcanzaría los más de US$ 20 mil.

“Es fundamental que todos los que conforman nuestro equipo de trabajo compartan los más altos estándares de compromiso y entrega”, sostiene el comunicado oficial de la salida de José Néstor Pekerman, en un proceso que según expresan desde Venezuela no terminará en este punto sino que tendrá una auditoría interna para analizar el accionar de Lescano desde el desembarco del DT argentino en noviembre de 2021.

A partir de las declaraciones de la dirigencia de la FVF repasamos el historial de un ex futbolista que no llegó a la Primera División pero que sus vínculos con futbolistas de su categoría le permitió meterse de lleno en el mundo de la representación tras un paso por el periodismo deportivo. 

Lezcano formó parte de las divisiones inferiores de Argentinos Juniors pero nunca llegó a la Primera División. Tras su frustrado intento de convertirse en futbolista incursionó sin mayor éxito en el periodismo deportivo para luego hacer sus primeros palotes en el mundo de la representación con empleado del empresario Marcelo Lombilla. 

Su buena relación con varios jugadores de las categorías 81 y 82 del ‘Bicho’ de La Paternal le permitieron en sus tiempos de cronista de diario, forjar ‘buenas migas’ con gran parte del plantel de la Selección Argentina sub 20 que se consagró campeón mundial 2001 en Argentina. 

Las amistades conformadas con los campeones del mundo serían su trampolín dentro del mercado de representación cuando, no esta claro sin con la venia de Lombilla o cortandose por las suyas, manejó de forma directa el pase del defensor Diego Colotto del Atlas de México al Deportivo La Coruña.

Tanto jugo le terminaría sacando Lezcano a esa selección juvenil, que lo que terminó de transformarlo en un agente top fue su añeja relación precisamente con José Pekerman, con quien empezó a trabajar primero, en México, llevándolo a Toluca y Tigres, allá por el año 2007 para luego llegar a la selección de Colombia, en 2012 donde respaldado por el éxito deportivo, Lezcano pasó de simple agente del entrenador, a amo y señor de todo lo que sucediera en el equipo cafetero.

La “intromisión” de Lezcano en la FCF eran evidentes desde la rueda de prensa de presentación del nuevo técnico, donde el representante ocupó un lugar en la mesa principal al lado del entonces presidente de la Federación, Luis Bedoya.

La convocatoria de ciertos jugadores justo antes de ser vendidos generó cuestionamientos en la opinión pública colombiana, pues la condición de Lezcano como empresario generaba un conflicto de intereses.

Aunque estos rumores nunca fueron confirmados con pruebas, esta situación generó un cortocircuito entre Pékerman, los dirigentes y la prensa colombiana, parecido a la situación que se está viviendo actualmente con la FVF. Al ser cuestionado por estos señalamientos en Colombia, José Néstor Pékerman aseguró a los medios que Lezcano era alguien en quien confiar. “Pascual está con nosotros porque es una persona de mi entera confianza y credibilidad”, dijo el técnico en aquel entonces.

Más allá de lo sucedido en Venezuela y Colombia, quienes tratan con Lezcano sostienen que mantiene un estilo confrontativo, forzando libertad de acciones de jugadores. El caso más resonante es el de Fabrizio Angileri en River (llevó al jugador al Getafe, donde hoy prácticamente no juega).

Aunque quizá el caso que mejor pinta el modus operandi de Lezcano es el caso Viatri-Colón, único jugador del plantel sabalero que en plena pandemia rechazó la adecuación de su contrato y que yendo mucho más allá terminó yendo a la justicia ordinaria para no sólo intimar el pago de los salarios que se le adeudaban por lógica de aquel delicado momento, sino exigiendo la libertad de acción y la liquidación de todo el vínculo tal como estaba firmado.