Cuando Julio Humberto Grondona murió, todo el fútbol argentino se miró a la cara. ¿Y ahora?. Claro, Don Julio acumulaba críticas, acusaciones y varios lo tildaban de "lo peor". Sin embargo, él aglutinaba todo el poder político del fútbol nacional bajo su anillo de "Todo Pasa". Sin Grondona, el fútbol argentino precisó reinventarse. La transición hasta llegar a este gobierno de Claudio "Chiqui" Tapia, electo democráticamente, fue dura y tuvo dos protagonistas centrales: Luis Segura y, post 38-38, Armando Pérez.

El primero de ellos, el que se sentó en el sillón luego de la desaparición física de su (casi) eterno ocupante fue el, por ese entonces, presidente de Argentinos Juniors. El tiempo pasó, AFA está conducida por Tapia, se creó la Súperliga, y el balance, por primera vez en bastantes años, arrojó Superávit. Quizás por eso, Segura repite algunas cosas que ya le había dicho a "Doble Amarilla", cuando rompió el silencio. 

En diálogo con "Como Te Va", el ex presidente de AFA se reconoce "Absolutamente lejos del fútbol". Si bien sigue mirando el deporte, avisa: "No tengo ni la edad, ni ganas, ni tiempo de volver a ser dirigente".

Sobre su paso por el cargo máximo en Viamonte, Segura reconoce errores y ensaya una profunda autocrítica: "Sin darnos cuenta y sin mala intención cometimos algunos errores que fueron duros", remarcó. "El momento cuando se fue Grondona requería otra cosa y me parece que no lo percibimos", se cuestionó y hasta utilizó el humor: "Me hubiese escapado".

Por otro lado, Segura también se recriminó que, en aquellos tiempos, su sector no haya podido alcanzar un acuerdo con el Tinellismo. "Cometimos el error de no buscar un acuerdo político", subrayó.

Por último, Segura le deseó éxitos a Tapia en su gestión: "Ojalá que él y a todos los que están en AFA les vaya bien y puedan cumplir lo que se proponen", cerró.