“Necesito verlo a Tapia, para hablar de un tema del ‘Jefe’”. Ese fue el mensaje recibido en Viamonte antes y durante el viaje a Londres, para la ceremonia de FIFA hace algunos días. El remitente: Diego Maradona. El encuentro se dio, pero no con las características que el ‘Diez’ esperaba. Se cruzaron en un pasillo, hubo saludo y breve charla entre una maraña de gente. El “después hablamos”, soltado desde ambos lado, quedó en eso. Y no se dio la charla más tranquila que Maradona esperaba. 

En Viamonte, algunos actores que hoy surfean la grieta entre tapismo y angelicismo se hacían la pregunta era lógica. “¿Quién será el ‘Jefe’?” Cuando Tapia y su círculo más estrecho llegó a Buenos Aires, empezaron a recibir mensajes y llamadas del prefijo +971. Origen: Dubai. Objetivo, impensado: Pedir que Juan Carlos Crespi vuelva a los Seleccionados Nacionales. 

El ex vicepresidente de Boca es recordado, entre otras cosas, por sus gestos indicando que ‘el Jefe’ (de ese entonces) había movido las fichas para que Argentina tenga un grupo accesible en el Mundial. Y en el adentro, incluso en ese momento (diciembre de 2013) ya no gozaba de una buena imagen. Fuentes del Seleccionado Nacional indican que “la personalidad avasallante de Crespi (otros hablan de exceso de chupamedismo) le juega en contra. Le cae mal a muchos jugadores, de las camadas anteriores y de ésta”. Cuentan, conocedores de la interna, que por querer congraciarse con los players, Crespi se entrometía en muchas decisiones. Y en la relación del día a día, hacía diferencias entre los consagrados y los que recién arribaban al seleccionado.

Es sabido que las figuras son complejas. Y hoy en día, la relación entre los jugadores y Claudio Tapia es muy buena. Prueba de ello, el estrecho abrazo en Quito entre el Presidente y Lionel Messi. En el vestuario, le destacan a Tapia dos puntos: haber estado presente durante la Copa América realizada en Estados Unidos cuando nadie acompañaba a los jugadores, y haber dado la cara llevando adelante la mudanza del Monumental a la Bombonera, llevándose todo el peso cuando los jugadores eran los principales impulsores del cambio de escenario. “Se comió el garrón Tapia solo, y eso los jugadores lo valoran”, susurra alguien que camina a diario Ezeiza. Por eso el abrazo de Messi con Tapia. Por eso, Messi eludió a Angelici en esa misma escena. 

En Boca, a Crespi solía pasarle algo parecido. De regalarle costosos relojes a un 10, a ser expulsado del vestuario por Carlos Bianchi. Y en cuanto a salidas, Daniel Angelici le cerró la puerta de los lugares de poder en Boca para este mandato. Por eso (aunque llame la atención de muchos en el mundillo político de Boca), para tenerlo ocupado en algo y que a su vez le sirva de informante de lo que pasa en Ezeiza y en la Selección, es que el ‘Jefe’ quiere que Crespi vuelva a AFA. Porque, el ‘Jefe’ de quien se refería Diego, no es otro que Angelici. 

Pero, ¿cómo puede ser que Maradona, kirchnerista confeso y crítico de Macri, opere para Angelici? Es y no es así, depende de la ciclotimia de Diego, reconocen en cerca del astro. Pero en este pedido hubo un intermediario. Según cuentan conocedores de la interna un periodista de estrecho vínculo con el presidente xeneizes y con Maradona fue quien hizo el pedido para que Diego pida por la vuelta de Crespi. Para el periodista, que tiene varios sellos del Emirato en su pasaporte, la misión tenía doble satisfacción: le hacía un favor a sus amigos y cobraba viejas cuentas no saldadas con Tapia y su entorno.

Diego, por su parte, intenta seguir incidiendo en Viamonte, no sólo tiene la misión de gestionar o pedir ante la AFA el regreso de Crespi al ámbito del Seleccionado. Diego, según aseguran desde su más cercano entorno, ve en esta chance la posibilidad de volver a estar cerca de la Selección en un futuro. “Se juega a que si le cumple a Angelici, el ‘Tano’ le pague con su vuelta a la Selección”, afirman. La misión, es harto complicada. Diego no cuenta con crédito ni dirigencial ni futbolístico para llegar a su objetivo. Inclusive de los dirigentes que constantemente lo adulan de frente y lo fusilan por la espalda. Maradona, vivo, esto ya lo sabe.

La vuelta de Crespi suena imposible. Sin el apoyo de los jugadores, tampoco lo ayuda su rancio tufillo a grondonismo. Más allá de que hoy la relación directa es de Tapia, el mismo presidente de AFA ve con buenos ojos que Marcelo Tinelli ocupe un lugar de nexo entre dirigencia y jugadores que cualquier otro dirigente. De hecho, ya hubo un guiño de ‘Chiqui’ para el ‘Cabezón’, quien por ahora, agradeció y dijo que prefiere seguir un tanto alejado por los mismos motivos que impulsaron su salida del ambiente futbolístico. Como ya contamos, Tapia sabe que en la clasificación del Mundial se jugaba su sillón. Una derrota le hubiera significado un embate en su contra casi insoportable. Por eso mismo sabe que uno de sus pilares más sólidos es la Selección Nacional y necesita tenerla en una cajita de cristal.

Así, el sindicalista del petróleo, otrora con alto perfil en Boca y en AFA, espera las gestiones de Angelici y Maradona, para volver a ser, o al menos, intentar regresar a las viejas épocas. Donde, para el afuera, era querido por todos y tenía un lugar preponderante. Ahora, las reglas del juego son otras. La grieta en AFA juega y el nulo apoyo del vestuario a su regreso hacen que sea casi un milagro que el ‘Diez’ logre el cometido que le pidió su ‘Jefe’.