(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Hace exactamente un año Claudio ‘Chiqui’ Tapia cumplió con su gran sueño: ser presidente de AFA, un objetivo que lo transformó en el primer mandatario del fútbol argentino, luego de una crisis institucional que se prolongó por casi tres años desde la muerte de Julio Grondona.

El interinato de Luis Segura, la Comisión Normalizadora nombrada por FIFA y Conmebol, la votación escandalosa con un inesperado 38-38, las alianzas y las traiciones marcaron el escenario que precedió a su desembarco en la AFA como hombre referente de los clubes del ascenso.

Con una alianza estratégica con Daniel Angelici, como referente de Primera División, Tapia tuvo su tarde de gloria en una elección casi unánime (40 votos a favor y tres abstenciones) que lo designó como el 55º presidente de la Asociación del Fútbol Argentino.

Desde que asumió tuvo como primer objetivo generar la reestructuración económica y financiera de la entidad que rige los destinos del fútbol: por eso aplicó una política de renegociación con planes de pago para las deudas que los clubes mantenían con la AFA.

En este sentido además se adoptó una política de cortar con los préstamos y adelantos para buscar sanear una economía endeble que atentaba contra el normal funcionamiento institucional del fútbol argentino.

A nivel deportivo, Tapia asumió el contrato heredado de Edgardo Bauza, elegido por el Comité de Regularización y, tras una salida desprolija designó en su lugar a Jorge Sampaoli con una transición también complicada en su adiós al Sevilla español. La clasificación al Mundial de Rusia fue con angustia gracias al triunfo final ante Ecuador en Quito e incluyó lograr la reducción de la pena de Lionel Messi por el insulto a un juez de línea en el partido ante Chile y la disputa hasta último momento para revertir en el TAS los puntos para Chile y Perú por la mala inclusión de Nelson Cabrera.

Entre los puntos importantes volvió a conformar una estructura de Selecciones Juveniles y designó cuerpos técnicos para todas las selecciones que representan a la AFA desde la mayor hasta las juveniles del futsal, pasando por el femenino y el fútbol playa.

Por último, esta AFA de Tapia tuvo en este año de gestión el surgimiento de la Superliga y la emancipación de la Primera División. Con una relación cordial con Mariano Elizondo, ambas instituciones sellaron un contrato de colaboración y transitan siempre sobre una tensa calma con intereses muchas veces contrapuestos.

En nombres propios, Tapia se mostró siempre fiel a los jugadores de la Selección y, en especial, a su capitán Lionel Messi –su gran debilidad-. Mantuvo una comunión turbulenta con Daniel Angelici por el manejo del poder, tuvo casi siempre enfrente a Rodolfo D’Onofrio y Matías Lammens, se mostró cercano a Marcelo Tinelli hasta su adiós del fútbol y se apoyó en cuatro pilares: su suegro Hugo Moyano, su secretario de la presidencia Pablo Toviggino y sus fieles Daniel Ferreiro y Diego Turnes.

Pero como este es apenas su primer año de gestión se abre a futuro un abanico de desafíos en el futuro de su gobierno: recuperar el terreno perdido a nivel internacional, el Mundial de Rusia 2018, potenciar las Selecciones Juveniles y la marca de la Selección Argentina a nivel económico y deportivo, resolver esta alerta roja que se encendió en las categorías formativas, lograr una solución definitiva para las preocupaciones económicas que tienen los clubes, el advenimiento de las sociedades anónimas deportivas, la relación con Mauricio Macri y el gobierno nacional… y así la agenda de temas sigue para un presidente de AFA que apenas hoy cumple un año de gestión.