La grieta en AFA, que venimos contando desde hace dos meses en Doble Amarilla, se resquebraja cada vez más y va tomando mayor virulencia. Tapia y sus alfiles por un lado, contra Angelici y sus dirigentes alineados por el otro. 

Es clave entender la formación política de ambos para interpretar los porqué de la grieta. Salvo Daniel Ferreiro, el entorno de Tapia tiene una conformación de corte peronista y los discípulos del General no entiende eso de compartir el poder. De la otra vereda, el Tano Angelici, de formación radical, está acostumbrado a ejercer cierta cuota generosa de poder en las instituciones que comanda y en las que secunda. En caso de no lograrlo, se manda a mudar. Un ejemplo, su vicepresidencia segunda en el Colegio de Abogados, donde conduce el revolucionario Jorge Rizzo y el presidente xeneizes no encuentra sentido ya de mantenerse. Si bien de AFA no tiene intenciones de correrse, cada vez le cuesta más imponer sus deseos. 

Hace unos días ambos sectores hacían el esfuerzo para intentar mostrar que la grieta se estaba suturando, pero la realidad muestra que el cirujano falló. Ni siquiera el almuerzo junto a Alejandro Domínguez en Puerto Madero acercó posiciones. Hace 15 días, la última reunión de Comité Ejecutivo fue el ring en el que se cruzaron golpes. Angelici, como ya se contó, llevó sobre la mesa una tesis que comparten varios clubes de Primera: que la conducción de Chiqui Tapia sólo se dedicó a cobrar deudas y no genera recursos nuevos y genuinos para la casa madre del fútbol argentino. Además, asegura falla en la promesa de achicar gastos y de reestructuración de la planta de empleados.

Claro, el ataque era directo a uno de los alfiles de Tapia: Pablo Toviggino. El hombre fuerte del fútbol del interior, a cargo de la Secretaría Ejecutiva de la presidencia, mantiene una encarnizada pelea con el Tano. Es nada más y nada menos que quien acerca a Tapia y ejecuta todas las decisiones de peso en AFA, principalmente las económicas. El santiagueño choca constantemente con un hombre de Angelici y Mauricio Macri en la Viamonte: Gerardo León. El ex funcionario macrista es Director Ejecutivo de AFA, una especie de gerente General, pero sin participación del Comité Ejecutivo. Su papel, en la práctica, es casi nulo. De hecho ya hubo dirigentes que se quejaron por su abultado suelto y su escasa gestión. "¿Las 200 lucas por mes para qué se le pagan?", preguntan irónicos algunos. León es quien intenta empujar decisiones que impulsa Angelici, pero que en la cancha nunca llegan a buen puerto. Esto vuelve loco al Tano, quien no soporta ser un vice “sin control de la botonera”. Claro, un detalle, la conducción peronista en AFA jamás le va a compartir el tablero de control, a lo sumo le va a permitir jugar cada tanto. Cuentan que una de las muestras de “nula injerencia” de León tiene que ver con las negociaciones con Torneos. Es sabido que el contrato con la empresa es totalmente desfavorable a la AFA y su renegociación es una promesa de campaña del presidente. "El Director Ejecutivo se reunió con la empresa y avanzó en una línea. Quedó en volver a juntarse en 15 días. En el medio Tapia y Toviggino visitaron a Torneos y desacreditaron todo lo conversado por León. Este doble comando es lo que desgastó por completo el vínculo”, aseguran fuentes del angelicismo. Desde el tapismo no ven doble comando: “la palanca es de Chiqui”, braman.

La charla de ese Comité no arrancó en tono amable. Toviggino le retrucó a Angelici y sacó números de gestión para revertir los argumentos del Tano que sólo tenía una idea en la cabeza: desplazarlo. En el medio de la tensa charla, el xeneize abrió más la grieta. “Sugiero que la Secretaría de presidencia se disuelva”, lanzó. El argumento era darle mayor libertad de acción a León. La respuesta fue obviamente negativa. En la semana siguió la presión, pero Tapia bajó la espuma. “Toviggino es uno de mis hombre fuertes y no es una opción su alejamiento”, le advirtió al Tano. Inmediatamente propuso una especie de “tregua” en cuanto a los pedidos de cambios hasta que se cumpla un año de gestión, es decir fines de marzo de 2018. Para esa fecha, si la Argentina logra el pasaje a Rusia, ya va a estar encima la Copa del Mundo, con lo cual Chiqui gana tiempo para un “status quo” al menos hasta mitad del año que viene. Sino, esa tregua se esfumará.

En esa reunión, igualmente, Tapia le prestó un poco la palanca de control al Tano y accedió a una de sus demandas. Angelici se quejó de que le Primera División casi no tiene incidencia en las selecciones. Sólo Verón, que aún ni asomó por Ezeiza, y el sanjuanino Miadosqui tienen cargo. El resto de los nexos con las diferentes versiones de la albiceleste queda en manos de dirigentes del ascenso. Tapia accedió sin problemas a revisar este punto, claramente el de menor importancia en la mesa de discusión.

Los partidos de la Selección van a ser un antes y un después en la grieta afista. Tapia es consciente que si Argentina se queda fuera del Mundial, van a ir por su sillón y no sólo Angelici y el gobierno. Desde la Rosada se encargan de hacer llegar constantemente mensajes a Viamonte que la disputa con el sindicalismo puede incluir a Hugo Moyano y al propio Tapia, aunque hoy es sólo un “sombra negra” que no se refleja en acciones. Si la Selección clasifica, es probable que el tapismo pase a la ofensiva contra la tropa del Tano donde se alistan Victor Blanco, el impredecible Pascual Caiella y el incondicional Alejandro Nadur. Lo cierto es que la batalla se va a recrudecer en los próximo días. Desde afuera, atento, River mira la disputa y evalúa posiciones. 

Un tema no menor. Tapia, en el rincón más exclusivo de su bunker, deberá dirimir primero la subgrieta que se vislumbra entre sus lugartenientes. Los celos y las disputas suelen ser el principio de agujeros en la línea de choque. Además, tendrá que repasar en su formación y tener la astucia de reconocer a fieles, traidores y dubitativos.