La frase “los clubes que más deben son …” viene acompañada por nombres que suelen ser repetidos. A la situación ya clásica y a esta altura perpetua de Quilmes, como uno de los clubes que más le debe a sus jugadores, van acompañándolo otros nombres, como puede ser el de Newell´s en este tiempo de pasado reciente. O Banfield, en el cierre del año anterior. Pero de una u otra manera, siempre hay nombres que no aparecen. 

River, por ejemplo. Huracán, de la mano de su vicepresidente Luis Sasso y sus repetidas apariciones diciendo que “Huracán tiene todo al día”. San Lorenzo, es otro abonado a esa lista de clubes que no le debe a sus jugadores. Y podríamos seguir enumerando. Rosario Central, Belgrano, entre otros. 

Pero, cuando llega una ventana de libro de pases, salen los trapitos al sol. Es recordado el caso de River. De ser uno de los que no le debía plata a los jugadores, tuvo que dejar ir a Vangioni “a cambio de la deuda”. Y para dejar ir al mejor marcador de punta del país candidato a ir al Mundial a un equipo top como Milan, sin recibir un peso, la deuda debe ser importante. 

Huracán es una panacea en cuanto a pagos (según lo que su vicepresidente Luis Sasso indica en las notas que brinda casi semanalmente en los medios), hasta que aparece Hugo Nervo reclamando U$S 400 mil. La gente se le echa en contra, el defensor juega mal un partido copero, ¿y ahora? ¿dónde jugará Nervo?

San Lorenzo hizo como River, y en su momento tuvo que dejar ir a Sebastián Blanco a la liga estadounidense “porque le debían mucha guita, pero mucha guita en serio”, indica alguien relacionado a la representación del jugador. Fuentes consultadas afirman que la deuda ascendía a las siete cifras y en moneda extranjera. 

A Belgrano le creció el problema con Bieler, quien reclamó el pago de dos cuotas de la prima y un sueldo. Hasta que no se acredite el dinero, el punta no entrena. El club, como respuesta, dejó certificado mediante escribano que el santafesino no se presentó a entrenar. 

Rosario Central apareció en los medios no por las sorpresivas declaraciones de su presidente ni por la pelea con River por sus jugadores. Sino, porque Larrondo reclama el pago de sueldos que nunca percibió en su época en Arroyito, antes de emigrar a Núñez. 

En Estudiantes, el caso es curioso. En Agremiados no figuraban formalmente denuncias de deudas, pero en el gremio se sorprendieron hace unos días cuando uno de los jugadores que acaba de dejar el club reclamó una deuda importante. La pregunta que se hacen es si no hay una presión del club platense hacia los jugadores para que no denuncien los incumplimientos salariales. La situación es seguida de cerca.

Repasando el caso del frustrado pase de Rinaudo a Racing, se encuentra una versión racinguista de la trunca llegada del volante a Avellaneda. “Estamos enojados con Rinaudo porque nos usó para que le paguen la deuda y le mejoren el contrato”. ¿Cómo? Es que, según parece, el interés de Racing hizo que la dirigencia del Lobo pusiera manos a la obra para tenerlo contento y al día al símbolo del equipo, evidenciando que existía una situación irregular en cuanto a los pagos. 
Así, los casos se repiten semana a semana. Sólo que algunos nombres parecen no ser captados por las noticias y sus transmisores. Porque, según parece, deber deben casi todos.